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jueves, 16 de noviembre de 2017

CAPÍTULO 58: VUELTA A CASA

CAPÍTULO 58: BRASOV-BUCAREST-BARCELONA-SEVILLA


Ha pasado ya una semana desde mi accidente en Brasov, y el tiempo parece haberse detenido. He intentado asimilar que lo que ha pasado ha sido real y no una pesadilla. Después de todo el vaivén de emociones de las últimas semanas, hoy es mi último día en Rumania, regreso a España. A pesar de mis problemas de memoria, he tenido que gestionar los primeros pasos para la reclamación al seguro, repatriación de la moto y la mía. En ese tiempo, recibí llamada de Mihai que se ofreció a llevar la moto a Bucarest, pero yo prefiero que mi moto sea reparada en España, si es que tiene arreglo. También he podido quedar una vez más con Eugene, para recoger el Falco Stradale y llevarlo a un depósito a la espera de que sea recogida allí y mandada a mi país.

Son las 03:00 de la mañana y me he levantado tan temprano ya que hoy, por fin, regreso a mi país. Vendrá un conductor a recogerme y me llevará al aeropuerto de Bucarest, donde sale mi avión a las 07:00 con destino en Barcelona. En la ciudad condal me esperará una escala de unas 4 horas mas o menos y después cogeré otro vuelo con destino a Sevilla, ciudad a la que llegaré sobre las 17:00 aproximadamente, ese será el triste epilogo de la aventura. Cojo mi equipaje, tampoco es que me quede mucho “con vida” y lo monto en el “taxi” que ha venido a por mi. El nombre del conductor es Adrián, el cual va impecablemente vestido, y que ya me acompañó a la cita médica de ayer. Nuevamente, me recoge en un Opel Astra rojo. Salimos de Brasov y nos dirigimos hacia el sur rumbo a Bucarest, aunque apenas hay tráfico coincidimos con algunos camiones por una carretera de asfalto regular. Por lo poco que puedo observar de paisajes veo una región de frondosos bosques, en puertos de montaña por los que ascendemos circulando por sinuosas curvas, a ambos lados de la carretera veo también casas centenarias y granjas. Ojalá hubiera podido afrontar el asalto al Transfalgarasan, pero Adrián me baja de la nube al decirme que lleva cerrado desde septiembre. Mi conductor también me cuenta un poco su historia: Hace unos diez años era una firme promesa del futbol rumano, incluso iba a ser fichado por el Steaua de Bucarest, sin embargo, una desafortunada lesión le apartó de la competición. Trabajó algunos años en Barcelona en cruceros como animador deportivo para niños y adultos, también ha trabajado en Ibiza e Italia como entrenador personal. Por eso, habla perfectamente ingles, italiano, rumano (claro está), pero el español se le resiste un poco todavía. Ahora, con 28 años, trabaja como conductor para una empresa que no le paga muy bien, su sueño es montar un negocio con su novia que trabaja de abogada. Yo le cuento un poco de nuestro aventura, no es cuestión de monopolizar la conversación ni tampoco de aburrirle con una historia que bien podría darnos para veinte viajes a la capital rumana.




Después de 2 horas de viaje proceloso llego al aeropuerto de Bucarest y me despido de Adrián con la promesa de volver algún día a Rumania para terminar esta aventura en moto. Adrián me pasa su teléfono para que le llame si necesito cuando regrese al país de los Carpatos. La verdad es que a pesar del accidente de tráfico que he tenido y que ha truncado mi oportunidad de conocer el país no me puedo quejar en absoluto del trato que me han dispensado sus habitantes. El aeropuerto de la capital rumana, ciudad que está empezando a despertar, es bastante austero y no hay mucho con lo que pasar el tiempo, pero da igual, tampoco los ánimos están para muchos trotes. 




No tengo ganas de nada ya que Rumania la he conocido desde la cama de un Hospital y, sinceramente, prefiero verla con M Carmen cuando volvamos. Llega la hora de coger mi vuelo pero me resisto a embarcar ya que eso significará que abandono DESAFIO SIBERIA 2017. Sin embargo, no me queda más remedio, he llegado a donde la moto ha podido, después de 9000 kms desde Mongolia. Supongo que lo que he vivido aquí ha sido una especie de epílogo ya que la aventura terminó el día que ese coche se cruzó en mi camino y aunque no acabó con mi vida si ha acabado con mi sueño. 


He tenido suerte, volaré a Barcelona sin compañía en el asiento, tendré espacio para estar más cómodo y reflexionar en todo lo que me ha pasado. Las azafatas van dando las instrucciones de seguridad y el piloto la bienvenida a los pasajeros, pero yo no estoy con ellos. Resuenan el encendido de los motores y el mover de los alerones, en mis manos atesoro mi móvil (asegurándome que tiene batería) y abrazo con insistencia la mochila con las pocas cosas personales que todavía conservo, como si la vida me fuera en ello. De hecho así fue durante mi periplo en solitario, emocionado recuerdo como iniciamos la aventura partiendo desde Málaga y la llegada a Tokio que significó el inicio de nuestro viaje. De eso hace casi tres meses, pero me han parecido tres años. En mi mente se suceden todos esos recuerdos como si de un pase de diapositivas se tratara:
Circular por Tokio con mi Falco Stradale, conmovernos visitando Hiroshima y recordar el pasado español de Nagasaki. Me acuerdo de la amabilidad, educación y clase de esa gente siempre dispuestos a ayudarte. Rusia, con los vastos bosques dorados de Siberia, ese videojuego constante de escapar siempre esquivando agujeros, conductores borrachos, animales, peatones, etc, pero por otro lado la sencillez  y buen corazón de sus gentes. Mongolia, el país de los horizontes infinitos, de un azul increíble y por la noche ese cielo estrellado, nunca vi tantas estrellas. Aunque lo que más me sobrecogió fue… el silencio, eras capaz de escuchar hasta tus propios pensamientos. La europea Estonia y Eslovaquia, la moderna Letonia, conmovedora Lituania, la solitaria Polonia o la salvaje Hungría, se sucedieron ante mi como flashes de un tráiler hasta que abrí los ojos en el hospital de Brasov.

Comienzan las maniobras de despegue y partimos hacia Barcelona puntualmente. Mientras viajo puedo observar por la ventana el amanecer de un nuevo día, el último de esta aventura, me pregunto cuantos habré visto con la duda de si volvería a ver el siguiente. Me acuerdo de tantos paisajes que vi…la cima del monte Fuji, las dunas de Tottori, la nevada Siberia, los extensos desiertos del Gobi (6º más grande del mundo), las playas de Letonia, las cruces de Lituania, la cosmopolitas y monumentales Moscú, con su Plaza Roja y Kremlin o San Petersburgo con sus castillos, puentes, o el crucero Aurora donde comenzó la Revolución Rusa hace 100 años. En el vuelo me pongo los auriculares y escucho, por casualidad, una canción de Coldplay “The scientist”, la de veces que el grupo británico me habrá inspirado y dado fuerzas para afrontar con positividad la vida, y ahora me lleva al borde del llanto mientras escucho el estribillo: “Nobody says it was easy”, que razón tiene la letra de esa canción, desde luego no se me ocurre mejor banda sonora para este epílogo de la aventura, he estado tan cerca de conseguirlo, tan sólo me quedaban 10 días, en fin. Ahora me debato en un sentimiento agridulce: Por un lado me siento triste por no haber completado mi aventura y por haber destruido mi moto. Pero por otra parte estoy contento por estar vivo, he sobrevivido milagrosamente a lo imposible y podré reencontrarme con M Carmen finalmente, aunque no en la forma que me hubiera gustado. Cuantas veces habré soñado con recogerla en el aeropuerto…
Repaso la cantidad de personas que M Carmen y yo hemos conocido y que nos han ayudado en esta aventura, sin ellos hubiera sido imposible llegar desde Japón hasta Europa del Este. Me acuerdo de la pareja de humoristas japoneses que conocimos en Tokio, o del Jack Sparrow oriental. De Morgan, una francesa que abría una cafetería en Kyoto, de Mercedes, una mujer peruana que nos descubrió la idiosincrasia nipona o de Moteiki a bordo de su flamante R6, nuestro primer encuentro motero. Del ruso que junto a su familia nos sacó de ese campo de minas por el que decidimos acortar para llegar a Blagoveshchensk. De los amigos motorizados que nos ayudaron a llegar a nuestro hotel de Chernyshevks, de Vasilisa una chica que nos filmó fugazmente en Chita o del Lama que conocimos en Ulan Udé. Gracias a Soko y Joliet, nuestra estancia en Mongolia fue mucho más amena, tras el accidente. Eso sin olvidar a Sasha y Vladimir que me rescataron del infierno blanco ruso y me ayudaron a cruzar Siberia para llegar a Moscú donde Sergei gestionó la reparación de mi moto en un tiempo record. Pero sobretodo echo de menos a Eugene, se ha portado tan bien conmigo que hubiera gustado despedirme de una forma más cálida que por teléfono. El me ha invitado a su casa si regreso a Rumania, y pienso corresponderle. Es casi imposible citarlos a todos, porque cada día en esta aventura hemos conocido a alguien que nos ha aportado algo, aunque fuera una simple sonrisa.

Llego a Barcelona a la hora prevista, con un sol de justicia, algo extraño para noviembre, pienso que por fin he abandonado la sombría Rumania. Un halo de confort me envuelve según cruzo el control de pasaportes, veo a los primeros policías y guardia civiles, ya me encuentro en casa. Localizo mi próximo vuelo y me dirijo sin entretenerme a los puestos de facturación de Vueling. Allí descubro que puedo facturar mi equipaje y sacar la tarjeta de embarque con cuatro horas de antelación. Perfecto, podré librarme del equipaje pesado y estar solo con mi mochila haciendo tiempo hasta la partida. Me dirijo a la sala de espera de la terminal cerca del finger donde embarcaré. Allí redacto las últimas crónicas y llamo a M Carmen para decirle que estoy bien, a una hora normal ya que hoy partí demasiado temprano. Mientras espero empiezo a experimentar los efectos de mi amnesia anterógrada: Miro constantemente cuando y donde embarcaré para Sevilla porque, sinceramente, según lo miro me olvido a los pocos segundos. No recuerdo mi PIN y me cuesta elegir entre si quiero el zumo natural o de bote. Lo cierto es que siento una gran angustia, afortunadamente, la camarera me deja que me tome mi tiempo para decidir. Es extraño, pero siento como si cerebro se hubiera ralentizado, hasta el punto que con más de una tarea me agobio enormemente. No sólo me cuesta recordar cosas recientes sino que también tomar decisiones sencillas, estoy un poco preocupado, espero que me pueda recuperar en los próximos días.






Llega la hora de embarcar al vuelo con destino a Sevilla, pero haré el embarque desde tierra, como en Estambul. Siempre me ha gustado esa forma de subirme a un avión, le da un carácter más romántico, te da la sensación de ir en pos de una gran aventura como Indiana Jones. Me siento y ahora si, viajo acompañado, pero al igual que en Bucarest me sentaré en el lado de la ventanilla. A medida que el avión se acerca a Sevilla me voy poniendo cada vez más nervioso: ¿Qué le diré a M Carmen? ¿Y a su madre? casi mato a su hija. ¿Qué le diré a mi madre? que no sabe nada del accidente, ¿Cómo le explicaré a todos cuando les diga que he fracasado? Que no he sido capaz de completar la vuelta al mundo, de unir oriente con occidente. 

Ha sido una aventura con mayúsculas, con muchas cosas malas: he tenido que luchar contra el frío, el hambre, el miedo, el peligro, la muerte. Cuantas veces habré pensado en rendirme, en abandonar, sobretodo cuando me montaba en mi moto pensando: “Hoy va a ser el último día que me voy a montar en moto”, pero no lo hice, porque en la vida lo que importa cuando te caes es que tienes que volver a levantarte, una y otra vez, no hay que rendirse nunca. Ese sentimiento de superación, fuera de toda lógica, supongo que es la magia de perseguir un sueño que no ve nadie excepto tu. Pero también hemos tenido cosas positivas en esta aventura: los paisajes, las diferentes culturas que hemos descubierto, la gente que hemos conocido, los amaneceres, rodar con tu moto por sitios insospechados… A pesar de las veces que he coqueteado con la muerte he salido vivo para contarlo, y eso si que ha sido un verdadero éxito. Un éxito de la vida contra la muerte, esa es sin duda la mayor lección que saco de este viaje: el valor de la vida, pero también de que para ser feliz hace falta, en realidad, muy poco. Los niños de Mongolia, que Álvaro me mostró en su ONG, me enseñaron esta gran verdad. Recuerdo las caras de felicidad de esos niños a pesar de todo, algo tan puro que me hace de verdad cuestionarme si en el mundo desarrollado lo somos realmente. Mientras el avión realiza las maniobras de aproximación al aeropuerto, miro las fotos de mi familia y amigos, después de tanto sufrimiento y lucha, me da incluso vértigo volver a verles.

Llego a Sevilla y siento una extraña sensación, a pesar de todas las desventuras que he vivido echo de menos volver a la carretera, volver a la vida nómada y a la aventura. Será que soy un masoquista o que simplemente le tengo más miedo a la rutina que a la nieve en las carreteras de Siberia. Recojo mi equipaje y me dirijo a la terminal de llegadas, con más dudas que certezas en mi corazón. Me detengo por un instante sin atreverme a cruzar al otro lado, será porque eso significará que esta loca aventura ha terminado de manera abrupta. Llega la hora de volver a la rutina, al trabajo, a la hipoteca, a los prestamos, a las responsabilidades, a todas esas cosas que atenazan el espíritu de libertad. No lo se, pero sin duda está no será la última página que M Carmen y yo escribiremos de DESAFIO SIBERIA 2017.

Tras unos instantes de duda cruzo el umbral y allí está ella, M Carmen, con vaqueros negros y chaqueta de cuero roja, está radiante, está guapísima. La miro detenidamente por un instante, como si fuera la primera vez, hace un mes que no la veo pero me ha parecido todo un año. Me acerco y me fundo con ella en un tierno abrazo, cuando me separo la emoción tan sólo me deja decir estas palabras: “Lo siento”, siento tanto todo lo que le he hecho pasar, lo que la he hecho sufrir en la distancia, pero ella no me deja arrancar a llorar y me dice: “Venga, hombre, no te pongas a llorar, que me haces llorar a mi también”, ”Ya estas en casa, estoy orgullosa de ti”. Ahí es cuando no puedo contenerme y le doy un dulce beso, la he echado tanto de menos . Poco hace falta añadir a tan emocionante momento, ya que es la única integrante del comité de bienvenida, pero, sinceramente, no me hace falta nadie más, con ella comencé y con ella concluyo la última etapa de DESAFIO SIBERIA 2017. M Carmen me ayuda con mis cosas y nos disponemos a ir hacia el coche, cuando saca a relucir ese humor que nunca me ha dejado de sorprender: “Venga, date prisa que tengo el coche aparcado en doble fila”, la miro con cara de circunstancia para, seguidamente, romper a reír los dos. Creo que esa ha sido la formula para superar los malos momentos que hemos tenido que afrontar juntos: La positividad.

Cuando me subo al coche, suspiro profundamente mientras miro por la ventana, casi no me creo estar en España, veo tantos cambios y contrastes en comparación con los países que he cruzado, sobretodo tantos coches…

“Te dije que te volvería ver en Europa”  le digo a M Carmen mientras la cojo de la mano. Ella sonríe, vuelve su mirada hacia mi y me pregunta: “¿Qué has aprendido de esta aventura?”. Es una pregunta que me deja de piedra, no me la esperaba, pero recuerdo una frase de Indiana Jones y la Última Cruzada que la contesta perfectamente: “Iluminación”. Concluyo este viaje con un sentimiento muy optimista del ser humano, hay tanta gente que nos ha ayudado tanto que de alguna manera tenemos que devolver esa deuda. Ha sido una verdadera lucha por la vida en la que he aprendido tanto, que es imposible reflejarlo en una sola crónica o foto. Me pregunto como es posible que haya sobrevivido a dos accidentes tan graves, especialmente el de Rumania. Debería estar muerto, pero ¿Por qué estoy vivo? debe existir una razón para ello, mientras la descubro seguiré rodando descubriendo el mundo en moto para mostraros que nada es imposible si realmente se cree en ello. No hay nada más fuerte que la voluntad humana.

Hasta aquí amigos los relatos de DESAFIO SIBERIA 2017 han sido 73 etapas cargadas de aventura y descubrimiento que han tenido su abrupto final en Brasov, Rumania. Pero quiero deciros que esto es tan solo un alto en el camino, el año que viene M Carmen y yo haremos todo lo que esté en nuestra mano para retomar la aventura y concluir nuestra Vuelta al Mundo en moto en pareja, que habrá tenido 3 fases en lugar de 2, como inicialmente planeamos. Hasta entonces, si alguna vez, veis a una pareja de moteros, vestidos de negro, en una moto negra, muertos de frío en una solitaria cafetería de carretera, venid y sentaros con nosotros estaremos encantados de compartir con vosotros las experiencias de nuestras aventuras. Nos vemos en la carretera ¿Dónde? a mitad de camino entre aquí y el olvido.

Muchas gracias a nuestros patrocinadores por apoyarnos:

Pero sobretodo a todos los que nos siguen y que se han sentido identificados con esta aventura desde los más recónditos lugares del globo. A todos, gracias, gracias por rodar con nosotros.


jueves, 9 de noviembre de 2017

CAPÍTULO 57: EL FIN DE UN SUEÑO

CAPÍTULO 57: BRASOV

Me levanto como cualquier otro día, sin embargo, algo raro pasa, es demasiado de día, son 14:30 ¿Cómo es posible que haya dormido tanto? Acostumbrado a salir siempre al alba me he retrasado una barbaridad en iniciar etapa. Tengo que iniciar la siguiente desde Bran hasta Craiova previo paso por el castillo de Vlad Tepes y por el Transfagarasam, la carretera más emocionante del mundo, es como el Stelvio pero a lo bestia, más de 90 kms de curvas cerradas a 2000 metros de altura, pero por una extraña razón me encuentro en la cama.

Salgo de mi letargo, miro a mi alrededor y la verdad es que no comprendo muy bien lo que pasa. Me encuentro en una cama, con un pijama blanco, con todas mis cosas y ropa en una bolsa amarilla con mi nombre, mi casco aparece algo más maltrecho de lo que recordaba, ¿Qué ha ocurrido? ¿Cómo he acabado aquí? Al principio creo que estoy en un hotel de Bran, pero cambio de parecer al verme los brazos llenos de vías, estoy en un hospital, pero ¿Dónde? Intento comunicarme, pero por una extraña razón me cuesta hasta hablar, no me salen palabras ni en ingles ni en italiano, ni siquiera en mi idioma. Me duele un montón la cabeza, el abdomen y estoy muy aturdido. Tampoco comprendo la lengua de los que se encuentran a mi alrededor, acaso ¿He vuelto a Rusia? ¿He vivido un sueño? Me encuentro desorientado, “acompañado” en mi habitación por un señor mayor que apenas puede mantener la consciencia y un joven que me mira desafiante haciéndome gestos de que me va a rajar, además, con la mano invitándome a que le chupe la…. ¿Qué demonios ocurre? No entiendo nada, me encuentro solo ¿Dónde está M Carmen? ¿Pero no la había recogido en Varsovia?

Aparece una enfermera y no sin dificultad le pregunto donde estoy, sin embargo, no me entiende, ¡Que desesperación! Miro entre mis cosas y descubro una bolsa “zip” azul, con unos papeles escritos, aunque no por mi. Veo que estoy en un hospital llamado “Judeteam”, aunque es la primera vez que veo esta palabra me resulta extrañamente familiar, también hay un número de teléfono pero nada más, ¿Dónde está mi móvil? De repente aparece una enfermera que habla italiano y me entrega mi móvil, apenas puedo hablar con ella porque la que está al otro lado de teléfono es M Carmen.

-"Rafa, ¿Cómo estas? ¿Estas bien?" – me dice claramente preocupada
"No lo se" – le respondo – "no se donde estoy".
-"Estas en Brasov, Rumania, en el hospital Judeteam, tu mismo me lo dijiste ayer, ¿No te acuerdas? – me pregunta angustiada."
No
-"Rafa, ¿recuerdas algo de lo que pasó ayer?"
"No"
-"Ayer tuviste un accidente de tráfico, chocaste con un coche a las 16:30, me lo dijiste tu" – me dice casi al borde del llanto.

"Imposible, ayer me estaba comiendo una hamburguesa en Rumania, y me quedaba poco para llegar al destino, pero, ¿Dónde estas tu?"
-"En España"
"No puede ser, yo te recogí en Varsovia"
-"No, mi jefe no me dejo, ¿No te acuerdas?"
"No, ¿estas en el hospital?"
-"No, estoy en España, me volví el 16 de Octubre, tu has viajado desde entonces en solitario, desde Mongolia ¿De eso te acuerdas?"
"Si. Entonces, ¿Estoy sólo?" – le pregunto a ella terriblemente angustiado
-"Si, pero no te preocupes voy a hacer todo lo posible por ir para allá y ayudarte ¿Has visto la moto?"
No ¿Dónde esta?
-"No lo se, pregúntale a alguna enfermera"
"Ninguna habla mi idioma"
-"Búscala. ¿Has hablado con Stefania?"
"No, ¿quien es?" – pregunto intrigado
-"Alguien que te va a ayudar, es rumana pero habla español" – me responde mi novia. En ese momento, otra llamada entra, es un número desconocido para mi. Antes de colgar para atender la llamada, M Carmen me dice: “Debe de ser ella, Rafa, recuerda, estas sólo allí nadie es tu amigo”,

“Hola me llamo Stefania, soy de la empresa Sunnycare, que se dedica a asistir a extranjeros que tienen accidentes de tráfico en Brasov y no tienen a nadie para que les asista. Rafa, ayer a las 16:30 tuviste un accidente a 10 kms de Brasov en Rumania chocaste con un coche. Tranquilo, la culpa fue de él que invadió tu carril, según me comentan los médicos tienes amnesia y una fisura en las costillas. En cuanto a tu moto se encuentra en una fabrica de productos lácteos a las afueras de Brasov, allí fue el accidente. Cuando salgas del hospital puedes ir a verla. Voy a hablar con una enfermera del hospital para que te proporcione un cargador y tengas el móvil siempre encendido.”

Cuando oigo todo el discurso de Stefania, tan sólo la puedo interrumpir con leves balbuceos y repetitivos monosílabos como: Si, bien, claro, etc. Estoy en shock, y al borde del llanto, por lo que se ve he tenido un accidente y llevo casi 24 horas sin saber de mi mismo. Parece que he despertado dentro de una pesadilla, en vano, incluso trato de conciliar el sueño de nuevo, con la esperanza de despertar en un sitio correcto a punto de iniciar la siguiente etapa de mi aventura, pero no, estoy en Rumania y estoy, solo, en un hospital.

Interrumpen mi sueño tres personas, una de ellas policía que está ahí para tomarme declaración sobre lo ocurrido, en el acto también se encuentra Lucian, un interprete oficial de la embajada española que está ahí para asistirme, cortesía de M Carmen que lo ha gestionado desde España. Lo primero que hacen ambos es preguntarme como estoy, les digo que bien, aunque me duele la cabeza y las costillas. La policía me pregunta si puedo recordar algo del accidente y le digo que no recuerdo absolutamente nada. Lucian traduce y me añade lo que el agente dice que no me preocupe que la culpa no ha sido mía, que el conductor está perfectamente identificado y que hay testigos del accidente. También añade que he tenido un porrazo muy gordo, según él he tenido mucha suerte ya que el accidente ha sido muy grave. Bueno, el accidente habrá sido grave pero yo me encuentro entero, afortunadamente. Aprovecho para preguntar como fue el accidente, a esa pregunta responde Lucian, como interprete:

“Un Audi A6 se te cruzó y chocaste con él, diste en el centro del vehículo y destrozaste las dos puertas. Después arrastraste junto con tu moto 60 metros y chocaste contra el muro de la fabrica Olympus”.

También pregunto donde está la moto y Lucian señala a la tercera persona que se encuentra en la habitación, su nombre es Eugene y es ingeniero de la empresa Olympus, una empresa de productos lácteos muy famosa en Rumania, la moto se encuentra allí. Eugene se me acerca y me da una tarjeta indicándome en inglés que la moto está a buen recaudo en esa dirección, también me da una bolsa, con galletas, zumo, leche, fruta, etc. para mi, un bonito gesto sin duda. En ese instante, entra una enfermera con un médico, que prácticamente echa a la calle a todos los que allí había, me coge de la mano y me dice en italiano: “Aquí tienes el cargador, ¿ya estas mejor?” – me pregunta mientras asiento. El medico en ingles me hace un leve reconocimiento de las pupilas y me dice en ingles:

“Chico, en los más de 35 años que llevo de carrera no he visto a nadie que haya sobrevivido a un impacto así, y encima sin hacerse nada, todas las pruebas que te hemos hechos: TAC, escáner, radiografía, han sido normales, no tienes nada roto. Debes caerle muy bien a alguien de ahí arriba, no me lo explico, deberías haber muerto. Ahora mismo sufres amnesia de la memoria a corto plazo, pero no te preocupes en un mes todo volverá a la normalidad, aunque es posible que nunca recuerdes el accidente. En cuanto a las costillas tan sólo puedo recomendarte reposo absoluto”.

“No te preocupes que en breve te damos el alta” – añade la enfermera.

Al irse el médico y la enfermera vuelven a entrar el policía (llamado Florin) Lucian y Eugene. Eugene me dice que no vió el accidente pero que estuvo conmigo desde cinco minutos después de ocurrir hasta bien entrada la noche. Incluso su Jefe le autorizo a que estuviera conmigo todo el tiempo hasta que despertara y estuviera un poco mejor. Sin duda le agradezco tanta atención. Mientras, el policía me dice (gracias a Lucian) que la persona implicada en el accidente no tiene seguro, pero me asegura que en Rumania está circunstancia esta muy penada, así que más le vale pagar. De momento, al conductor le han retenido su carnet de conducir y su vehículo hasta aclarar todo.

Tras unos minutos de charla entre todos, el policía se retira con todos los datos y le acompaña Lucian, me quedo solo con Eugene. Entonces, vuelve a entrar una enfermera con mi comida del mediodía, pero apenas puedo abrirla porque inmediatamente aparece otra con el informe de alta para sacarme de la habitación. Puedo andar, aunque sufro de mareos así que un celador me lleva en silla de ruedas a recepción acompañado de Eugene. Allí una de las enfermeras mas veteranas de malos modos me dice:

“¿Vas a pagar en efectivo o con tarjeta?” – Definitivamente, no comprendo nada ¿De alta? Pero si no llevo ni 24 horas, ¿Qué pasa aquí? Eugene intenta mediar aunque sin éxito, me dice que estoy bien según los médicos y que debo pagar por la estancia en el hospital. Lo normal es pedirlo al ingresar pero como estaba inconsciente esperaron a que me despertara. “¡Joder, que detalle!”, y nos quejamos de la Seguridad Social en España.

Llamo a M Carmen, pero no me lo coge, llamo a Stefania y me dice que hable con mi seguro para que de una garantía de pago sino tendré que adelantar 220 euros de estancia y pruebas del hospital. M Carmen me llama y entra en escena, me dice que no me vaya que por lo menos tengo que estar un día en observación como consecuencia del golpe en la cabeza, pero yo le respondo que no puedo hacer nada, no se que hacer, confundido, siento como si mi mente no funcionara. Estoy muy agobiado necesito ayuda.

“Rafa, no te preocupes, tu resístete, no te vayas, voy a hablar con la embajada” – me tranquiliza desde España mi novia. Pero la verdad es que no creo que aguante mucho, el personal del hospital me vigila cual halcón para evitar que me vaya sin pagar. No creo que pueda pasar la noche aquí por mucho que insista en ello.

Mientras intento comunicarme con IATI (patrocinador de la aventura) para que faciliten la garantía de pago, se recibe en el hospital llamada desde Bucarest de la embajada de España en Rumania exigiendo me mantengan un día más en observación en el hospital. Sin embargo, el personal de allí hace caso omiso y con gestos manuales me repiten que pague de alguna forma, me van a dar el alta de inmediato. Eugene, preocupado se ofrece a pagar los 220 euros de la factura, pero detengo su intención (agradeciéndole el gesto) ya que tengo un seguro que cubre estas incidencias. Tras muchas llamadas hablo con el seguro y les comento lo sucedido, ellos me dicen que están en tramites de mandar la garantía de pago al hospital. Tras unos minutos de tensa espera por fin llega por fax la garantía de pago y puedo marcharme de hospital, sin pagar, con todos mis maltrechos enseres, el casco, chaqueta, pantalón, etc. Destrozados como si hubieran pasado por una desbrozadora. Me acompaña a la salida Eugene, allí encuentro a Mihai, la persona con la que he tenido el accidente y que se ofrece a llevarme a la fabrica a ver mi moto. Yo, sin embargo, me fio más de Eugene y voy en su coche hasta Olympus.

Mientras voy con Eugene a la fabrica tengo que reconocer que no reconozco nada de lo que veo: ni la ciudad, ni la carretera, ni nada de lo que me rodea, es como si estuviera en otra dimensión desconocida, en mi pecho siento una profunda angustia, me siento como si estuviera en una pesadilla de la que no puedo despertar. Llegamos a la fabrica y tras pasar los controles, llegamos al garaje donde se encuentra la moto. Al abrir la puerta allí está el Falco Stradale, completamente destrozado, de esta, amigos creo que no sale. A pesar de todo lo que he vivido sobre ella me cuesta reconocer mi montura ¿Cómo es posible? con las lágrimas saltadas la examino pero no me acuerdo de ella, no la reconozco como mía.

"¿Seguro que es mi moto, Eugene?"– le pregunto mientras él asiente.

Pero "¿Cómo ha pasado, no recuerdo nada?"- pienso mientras me llevo las manos a la cabeza para intentar escapar de la pesadilla que estoy viviendo entre sollozos. Eugene acude a consolarme y me dice que no me preocupe que según los médicos recuperaré la memoria poco a poco he de tener paciencia. Contempla la escena Mihai el cual apenas puede despegar la vista del suelo, esta avergonzado. Allí también se encuentra su madre que no deja de abrazarme dando gracias al cielo por que estoy vivo.  Mihai se disculpa y asegura que no me vió en absoluto.

“Pues la moto es como para no verla, si parece un panzer alemán” – exclamo algo contrariado y Mihai responde: “Lo siento, no se lo que me pasó, si tengo una moto como la tuya, soy motero”.






“¿Te comprometes a pagar la moto y todo lo que me has roto?” – le pregunto a Mihai
“Lo prometo” - me asegura – “El lunes cogemos una grúa y la llevamos a Bucarest a que la reparen yo corro con todos los gastos.”

Tras el shock, recojo algunas de mis cosas que no deseo dejar en la moto y con la ayuda de Eugene regreso al coche. Mihai me ofrece su casa para pasar los días que sean necesarios, pero rechazo la invitación porque yo ahora lo que necesito es tranquilidad para ordenar mis pensamientos y asimilar lo ocurrido. Regreso a Brasov en el coche de Eugene, mientras, Stefania amablemente me ha gestionado un hostal cerca del hospital por si necesito ir a él. Me facilita su dirección y su nombre, Eugene al escucharlo sabe perfectamente donde llevarme, el Hostal Bavaria, una casa sacada del Tirol austriaco muy bonita la verdad. Por un momento, parece que estoy en los dominios de mi BMW, ojalá estuviera allí y con la moto intacta, echo tanto de menos a M Carmen, la necesito.
Sin embargo, su jefe no lo entiende así, ella ha tratado durante el día de hoy que le autoricen que pueda viajar a Rumania a estar conmigo ya que no puedo valerme por mi mismo, pero se lo ha denegado aduciendo que ella y yo no estamos casados y no somos nada ¡Qué humano! (y eso que llevamos 12 años juntos). Ella misma me lo dice por teléfono, entre lágrimas, en ese momento siento una terrible impotencia y una extraña soledad por no estar a su lado, aunque si hubiera estado conmigo… a lo mejor hubiéramos tenido que lamentar algo más grave. En fin, supongo que el karma le devolverá ese gran deferencia que ha tenido con ella.

Termino el día cenando con Eugene, una suculenta pizza, en un restaurante italiano, después me deja en el hotel, me estrecha la mano y me dice que si necesito algo no dude en llamarle a cualquier hora, que esta a mi entera disposición. Casi se me saltan las lágrimas porque, sinceramente, no se como agradecerle tanta atención y amabilidad. Él sonríe y lo único que pide a cambio es que si algún día encuentro a alguien en problemas haga lo mismo por él que lo que está haciendo él por mi.











Ya en el hostal cuando me acuesto en mi cama miro al techo y en la soledad de la noche lloro por todo lo pasado siento una gran impotencia. La aventura ha terminado, definitivamente, después del esfuerzo económico, de todo lo sufrido: Mongolia, Siberia, Rusia, la lluvia, el viento, el hielo, la nieve, el tráfico, el frío, el hambre, la soledad, la muerte, después de haber luchado contra todo y contra todos, al final todo termina aquí en este pequeño pueblo del centro de Rumania a 10 días del final de la aventura y a 3000 kms de casa, porque una persona no respeto lo que tenía que haber respetado. ¡Qué mala suerte! ¿Verdad? Aunque también ¡Que buena suerte! he sobrevivido, con este, a dos accidentes muy graves en esta aventura que podían haberme costado la vida, quiero pensar que mi pilotaje, la moto y sobretodo la ropa han colaborado para obrar este milagro (Todo ello facilitado por nuestros patrocinadores sobretodo Todomoto, pero también: Continental, DS BIKE y Ubricar). Una vez más en este viaje, cuando sucede lo peor vuelve a aparecer alguien para ayudarme desinteresadamente, alguien como Eugene, sinceramente, no tengo palabras, sin duda esta aventura me deja un sentimiento muy optimista sobre el ser humano. Sin embargo, ahora mismo lo que más me aterra es dormirme, tengo miedo a cerrar los ojos y no volver a despertar.

A partir de mañana mi misión será: Salir de Rumania, DESAFIO SIBERIA 2017 ha terminado, nuestra vuelta al mundo en moto con pareja tendrá que esperar para completarse.


jueves, 31 de agosto de 2017

CAPÍTULO 4: LAS DOS TORRES

CAPÍTULO 4: TOKIO


Distancia total ruta: -- kms
Tiempo total: - hora

Ciudades visitadas: -
Paradas: 0
Consumo medio:  -----

En plena lluvia en la capital de Japón se nos cae nuestro DJI OSMO facilitado por uno de nuestros patrocinadores: PROVIDEO, pero tras la angustia conseguimos repararlo gracias al servicio técnico oficial de DJI en Shinjuku. En una carrera contrarreloj, ya que mañana nos espera el monte Fuji, visitamos Odaiba con sus famosas vistas de la bahía de Tokio y descubrimos otra de las replicas de la estuta de la libertad que hay diseminadas por el mundo, con el puente Rainbow de fondo. Damos una vuelta por la zona más chic de la capital, el barrio de Ginza, y no dejamos escapar la oportunidad de retratar la ciudad desde sus dos más emblemáticas torres:

Torre Tokyo (333 metros) réplica de la Torre Eiffel de Paris, Torre Tkyo Skytree (643 metros). La torre de comunicaciones más alta del mundo y la segunda estructura más alta del mundo tras el Burb Kalifa. Sus vistas nocturnas son el broche de oro perfecto para una ciudad futurista que me ha recordado a mi añorada AKIRA.

martes, 29 de agosto de 2017

CAPÍTULO 2: DESCUBRIENDO TOKIO

CAPÍTULO 2: NARITA-TOKIO


Distancia total ruta: 79 kms
Tiempo total: 1 hora

Ciudades visitadas: 1
Paradas: 0
Consumo medio:  6,5 l/100


Ahora si que si comienza nuestra aventura por Japón en moto en Desafio Siberia 2017. Tras algunos problemas con la policía nipona que casi acaba con mi detención por las autoridades, nos ponemos en marcha y nos surgen los primeros contratiempos como por ejemplo que me inflen las ruedas a 6 bares, tres veces más de lo admisible. Además me tengo que acostumbrar al peso de mi Falco Stradale, realmente dificil de manejar en una ciudad que circula por el carril contrario y en las que las señales no son como las conocemos en España. Llegamos a Tokio, ciudad más poblada del mundo, con 39 millones de personas, pero nosotros nos alejamos del mundanal ruido en el camping Wakasu, una forma barata de pasar tres días en la ciudad más cara del mundo a un precio inferior a un depósito de gasolina, junto al puente del Tokyo Gate que nos brinda unas espectaculares vistas.

martes, 3 de mayo de 2016

PRÓLOGO: DONDE LA TIERRA TERMINA EL MAR COMIENZA

PALOMARES DEL RÍO-LA GARROVILLA-CABO DA ROCA


Distancia total ruta: 534 kms
Tiempo total: 6 horas

Ciudades visitadas: 5
Paradas: 3
Consumo medio:  5,8 l/100


Es una soleada mañana de lunes, en la que todo el mundo disfruta del pase del festivo del 1 mayo (que era domingo) al principio de la semana yo me alzo de la cama con el firme propósito de reunirme con mi novia en su pueblo, La Garrovilla, para iniciar el prólogo de nuestra nueva aventura en moto: Carreteras Legendarias-Ruta 66. Al igual que aquellos madrileños que se alzaron contra la tirania de Napoleón el 2 de Mayo de hace 208 años, yo me propongo desafiar a los elementos, y sobretodo al tiempo para conseguir alcanzar tierras extremeñas y lusas en un sólo día. El día 3 entro irremisiblemente a trabajar, y aunque mi novia no me acompañará de regreso a Sevilla, me hace ilusión iniciar este loco prólogo contrarreloj en tan señalada fecha histórica y tan sólo a un mes del cumpleaños de M Carmen, el inicio de nuestra singladura por América.

Aunque por desgracia estoy sólo, me dirijo a Sevilla, a la Plaza de Cuba para iniciar el prólogo de mi aventura. Al igual que hace tres años en Euro-Diversion 2013, puede que me venga bien un poco de la buena fortuna que acompañó a los primeros que dieron la vuelta al mundo en barco, los cuales partieron de Sevilla en 1519: Magallanes y Juan Sebastián Elcano. Había quedado con algunos amigos del motoclub Burguillos y con todo aquel que deseará acompañarme en estos primeros kms en solitario hasta reunirme con M Carmen. Por desgracia, no encuentro a nadie, supongo que en un puente lo que la gente planea es descansar u otro tipo de cosas muy diferente a las mismas. Eso no enturbia para nada el mágico momento de encontrarme ante ese enorme orbe, que aunque olvidado en una esquina, sirve de pasarela a la increíble Torre del Oro y la Giralda, las cuales me dan la bienvenida a la capital andaluza.

Cuando aparco la moto, suena el móvil con insistencia, lo cojo rapidamente, pensando que era mi novia, pero nada más lejos. Resulta que es Miguel Romero, un amigo motero que conocí en una charla de Miquel Silvestre en Todomoto (concesionario BMW Motorrad Sevilla), el cual ha visto mi mensaje en mi pérfil de facebook y ha decidido venir con su mujer desde Lebrija. Una emocionante sorpresa que me deja sin palabras. Sinceramente, no esperaba que se presentara nadie. Pero allí que esta él con su BMW RT1200 de color negro aparcada enfrente mía y mirandome, mientras ambos sostenemos el movil y una conversación que bien podría hacerse cara a cara.

- “Menos mal que has aparecido, ya creiamos que no te ibas a presentar” - me dice con profusa alegría Miguel, mientras me presenta a su mujer.

- “El primer sorprendido soy yo, no esperaba que nadie se presentara a esta cita, encima en día festivo, muchas gracias, me habeis dejado sin palabras” - le confieso con cierta emoción a Miguel.

- “Las gracias te las tenemos que dar a ti, nos has dado una excusa maravillosa para salir en moto juntos” me dice Miguel.

Tras pasarnos unos minutos charlando, en los cuales aprovecho para comentarles los pormenores de esta nueva aventura. Decido que, ya que han venido hasta aquí para verme desde Lebrija, nada más y nada menos, que menos que invitarles a una Coca-cola para alargar un poco este mágico y emocionante momento. Nos acercamos a un bar cercano y hablamos sobre mi proyecto de dar la Vuelta al Mundo en dos etapas, rodando por dos de las carreteras más legendarias del planeta. Este año: Ruta 66 (la cual cumple 90 años) y el año que viene la carretera transiberiana, la segunda carrretera más larga del mundo dentro de un país. Miguel se muestra muy interesado y no hace más que hacerme preguntas sobre como llevaré a cabo la gesta: Si llevaré mi moto o alquilaré una, de cuantos días dispongo para el viaje, si respetaré el trazado original de la Ruta 66, etc. Ante estas preguntas de alguien tan interesado y con la ilusión desbordando por sus ojos debo reconocer que me dejó perplejo ya que no esperaba, en absoluto, una charla motivadora a las 10:00 la verdad. Mientras hablamos me doy cuenta de que Miguel y su mujer citan cosas o detalles que tan sólo alguien que haya leído mi blog puede saber, lo cual me emociona sobremanera: “Alguien ha leído mi blog y le ha gustado”- pienso, mientras Miguel me recuerda los episodios más peligrosos de nuestro viaje por Europa. Lo cierto, es que por un momento, parece que el recuerda más detalles del viaje que realicé allá por el 2013, que yo mismo.

- ”Ten cuidado y no te vayas a quedar sin GPS, comprate algún mapa de carreteras como apoyo, no te vaya a pasar como en Riga” - me recuerda

Mientras reimos y tomamos un refresco en la barra del bar no dejo de pensar en que quizá no estaré haciendo las cosas tan mal como creía y que aunque sea a una pequeña escala (no me puedo comparar con otros trotamundos más famosos) estoy consiguiendo inspirar a otras personas, para salir de la llamada “zona de comfort” y descubrir el mundo de la mejor manera de viajar que se me ocurre: En moto.

- “Me he leído todos tus relatos, especialmente me he centrado en los que hablas de Italia, ya que este verano, voy a pasar por allí”-

- “En serio, ¿Vas a ir al Stelvio?” - le pregunto con renovado interes.

- “Por supuesto, voy a hacer la ruta de los Tercios españoles hacia lo que era antes Flandes” - me responde Miguel a continuación - “Comienzo mi aventura el 3 de Julio”.

- “Pues preparate, es un puerto de montaña de 24 kms con 46 curvas cerradísimas, un auténtico infierno” - Le advierto, aunque me parece a mi que Miguel es un hombre que sabe bien donde se mete. No como yo, que tan sólo vi unas bonitas fotos en internet y me creí que todo el monte es oregano, y que eso sería como subir a comprar el pan. En que líos me meto y sobretodo, en los líos que meto a mi novia en estas aventuras en moto. Fuera de bromas he de deciros que el Stelvio no es cosa de broma si se va cargado con equipaje y copiloto atrás, como yo, y con una humilde moto de 61 CV. Miguel me sigue hablando de su viaje con denotado entusiasmo llevando un poco el peso de la conversación, pero no me importa en absoluto. Es bonito ver que hay personas que como yo, desean salirse del guión establecido y vivir a su modo la aventura de la vida.

Al terminar nuestro refresco, nos abrochamos nuestras cazadoras y salimos a la calle presto a coger nuestra monturas.

“Rafa, vamos a acompañarte hasta El Ronquillo, que si no se nos va a hacer muy tarde y tenemos que volver con los crios" - me dice Miguel con cierto aire de pena.

Nos gustaría acompañarte hasta Mérida al menos, así conocemos a tu novia, pero se nos va a hacer muy tarde y hay que volver a por los niños” - apostilla su mujer.

¡Que va, por Dios!” ya me considero más que pagado con vuestra compañía y el hecho de que hayais venido” - les comento mientras me pongo el casco

Nuestra conversación se ve interrumpida por una voluntaria que nos ofrece comprar (por 5 euros) el boleto del sorteo de la Cruz Roja para el 21 de julio, el famoso sorteo del oro. Como la muchacha entró con tanto desparpajo y simpatía, no nos deja más opción que comprarle, gustosos, un boleto cada uno. No vaya a ser que la suerte este llamando a nuestra puerta y la estemos ignorando.

Tras la compra, nos enfundamos nuestros guantes, arrancamos nuestras BMW y nos disponemos a ir rumbo a Extremadura por carreteras secundarias, ignorando la presencia de la A-66, la famosa Autovía Ruta de la Plata. Bueno, para ser exactos, tras salir de Sevilla seguimos el curso de esta autovía siendo yo el lider de este reducido grupo de moteros. Aproximadamente a los 20 kms Miguel toma el testigo para guiarme (ya que tiene más experiencia) por carreteras menos civilizadas que la famosa autovía, para ello toma un desvío en La Algaba por la N-630 y continuamos la marcha. Una marcha de curvas sinuosas, pero amplias que dejan lugar al contemplamiento de los bonitos paisajes andaluces flanqueados de olivos hasta donde alcanza la vista. Las rectas también hacen acto de presencia pero a ritmo tranquilo, se disfruta mejor de todo lo que te rodea rodando en moto y parece que Miguel es de la misma idea que yo.

Parece mentira, que hace tan sólo hace unos instantes hemos salido de la bulliciosa Sevilla y ya parece que estoy en la meseta de la Portugal más profunda, rumbo al Cabo de Roca.

Después de la pasada fugaz por pueblos como Santiponce, La Algaba, Las Pajanosas y alguna que otra molesta glorieta, llegamos hasta una gasolinera a la entrada del pueblo de El Ronquillo, máxima distancia a la que las obligaciones y responsabilidades les permiten a mis dos queridos acompañantes.

-”Si vas a ir a Estados Unidos, llevate ropa motera de verano, la que llevas es muy buena, pero en mitad del desierto con eso te vas a asar” - me dice Miguel en un último, pero acertado consejo.

Cuando llega el momento del triste adios, nos damos toda la retaila de perfiles y contactos, via telefono, redes sociales, etc. para mantener la comunicación y nos hacemos una foto juntos para dar testimonio de este afortunado y emocionante encuentro. Algo me dice que esta no será la última vez que nos veamos. Sinceramente, me alegro de haber sido una excusa para salir de casa para estos dos apasionados moteros y yo también les debo el hecho de no haber comenzado esta singladura sólo. Su entusiasmo es mi gasolina para seguir adelante con los sueños mios y los de mi novia, de dar la vuelta al mundo en moto. Sin duda, Miguel y su mujer me han transmitido una energía tan positiva que creo que podría ya empezar con la aventura por America en moto yo sólo.





Pero antes de empezar esta gesta, debo de recoger en La Garrovilla (Badajoz) al otro componente del equipo Falco Stradale, imprescindible por cierto. La copilota, guía, fotografa y voz del sentido común (el menos común de los sentidos) de esta aventura, no es otra que mi novia M Carmen.

Miro mi reloj y veo que quizá me he entretenido demasiado con mis nuevos amigos, así que no queda otra que coger la A-66 y apretar el turbo para estar lo antes posible en este simpático pueblo extremeño. No en vano, M Carmen no me espera, y quiero darle una sorpresa, pero no debo de olvidar que el verdadero motivo de mi viaje es realizar el prólogo de mi primera etapa de la Vuelta al Mundo en moto, llegando a tiempo (es decir) antes de anochecer al Cabo da Roca, punto más occidental de la Europa continental y que espero que sirva como comienzo y fin (el año que viene) de la increíble gesta del equipo Falco Stradale.

Mientras, me dirijo a tierras extremeñas, pienso en las cosas que he realizado a lomos de una moto, conquistar 3 de los 4 puntos cardinales de nuestro continente, no es algo que este al alcance de cualquiera y más haciendolo con un presupuesto más que ajustado y con su pareja. Los kms que van cayendo con inusitada y rutinaria rapidez me parecen en esta ocasión especiales. Especiales, porque voy a comenzar con timidez lo que dentro de un mes será la gran aventura americana, ya que en el nuevo mundo no podré llevar mi moto por los altos costes que supone, los kms que estoy realizando en este prólogo son los únicos en los que el nuevo Falco Stradale tendrá cabida, por lo menos hasta el año 2017.

Esta nueva aventura se va a llamar Carreteras Legendarias: Ruta 66 y como su nombre indica en esta aventura recorreré de Este a Oeste los Estados Unidos de América. Haciendo dos periplos diferentes. En uno conectaré Nueva York, con Chicago, pasando por la vecina Canada y descubriendo una de sus ciudades más importantes: Toronto, para ello alquilaré una Honda Goldwing, una auténtica moto top en mundo de las motos ruteras para devorar kms de asfalto. En el otro periplo alquilaremos una Harley Davidson, como no, en Chicago y realizaremos la famosa Ruta 66, respetando al máximo el trazado histórico, a través de ocho Estados de este ingente país (tan grande como Europa entera). En concreto, pasaremos por: Illinois, Missouri, Kansas, Oklahoma, Texas, Nuevo México, Arizona y California, aunque haremos algún desvío para poder visitar lugares tan importantes como Las Vegas (Nevada), Parque Nacional Gran Cañón (Arizona), Parque Nacional Valle de la Muerte, Yosemite, Sequoia (California) y la ciudad de San Francisco. Una mareante lista de lugares importantes que en un principio pueden parecer mareantes, pero que estoy seguro que M Carmen y yo podremos superar juntos, como siempre hemos hecho.

A una hora de llegar al pueblo recibo una llamada de mi novia que salta automáticamente en el intercomunicador de mi casco, es mi novia. Hasta ese momento, me había mantenido un poco ausente para no dar pistas de donde estaba ya que quería darle una sorpresa, pero a ella es muy difícil darsela. Inmediatamente comenzamos la conversación se da cuenta de que voy en moto, y a partir de ahí deducir que hago y a donde voy se convierte en una tarea más simple que sumar dos y dos.

-”¿Que vienes, para el pueblo?”- me pregunta sabiendo más que de sobra la respuesta.

-”Si” - le digo con timidez, como si decir otra cosa hubiera resultado a bordo de un vehículo con un sonido tan particular. En ese momento ella explota de alegría ya que no se lo esperaba.

-"¿Para cuando vienes?" - pregunta ella con insistencia.

-"En una hora estoy allí"



Tras un km algo aburridos, nada que ver con la minisalida con Miguel, llego a La Garrovilla con todo lo necesario para que M Carmen se suba presta a la moto, rumbo a tierras lusas. Ella esta un poco reacia y me mira como si estuviera de broma. Nada más lejos, tengo todo lo necesario para que se venga conmigo: casco, cazadora, pantalones, botas, camara de fotos...en definitiva que no se escapa.
Paso dentro del bar donde se encuentra, me tomo algo con sus amigos y nos vamos a su casa para que se cambie, cosa que hace en un tiempo record. Se la ve animada, pero con esa cara que te esta diciendo "tio estas como una cabra, un viaje a Portugal de un día...¿Hay necesidad?". A pesar de esos pensamientos, nos subimos en la moto y nos embarcamos por tierras lusas. Bajamos hasta Badajoz, haciendo 50 km y tras una titubeos pasamos a la frontera con Portugal, casi sin darnos cuenta. Decidimos coger autopista, las famosas vias verdes, que aunque pagando, nos permitirá bajar algo el tiempo de viaje.



Los km se suceden como las hojas de un calendario a bordo de mi BMW, la verdad es que no echo para nada de menos a mi querida Yamaha XJ Diversion. Esta alemana es comoda hasta decir basta y devora km con un hambre atroz, a M Carmen apenás la oigo por el intercomunicador así que significa que esta disfrutan como una reina del viaje, mucho más confortable que el que hicimos por Europa desde luego.

- "Rafa, si hubieramos tenido esta moto hace 3 años, como hubiera sido el viaje" - reflexiona en voz alta.

Hasta Lisboa el camino es fácil, todo recto, esta vez, para varias cogeremos el puente 25 abril, que dicen que se parece mucho al Golden Gate de San Francisco. La verdad es que razón no le falta a los que dicen tal cosa

Sin embargo, al llegar a la capital lusa con el sol casi en el ocaso y con un tráfico congestionado, tenemos que apearnos a un lado de la carretera para mirar en el movil de mi novia el trayecto hasta el Cabo da Roca. Primer contratiempo, sin GPS, volvemos a depender de la dichosa bolita del iPhone que tanto nos la lió por el Este de Europa. Afortunadamente, en Portugal estoy más tranquilo, la gente es más amable, comprenden en su mayoría el español y seguro qeu será fácil, pedir ayuda . M Carmen encuentra el rumbo y yo suspiro aliviado aunque no dejo de pensar que esta a punto de anochecer, que el cielo está despejado y que por enésima vez voy a perderme un atardecer perfecto en Portugal.

Intento hacer los km que nos restan con la mayor soltura, ni muy lento, ni muy rápido ya que de lo contrario la "bolita" se perdería. Tras muchos avatares, consigo vislumbrar en el horizonte una señal que indica el cabo da Roca y la sigo entre serpenteantes curvas con denso tráfico. Poco a poco según vamos ascendiendo el tráfico se disipa y el paisaje se vuelve más boscoso. A nuestra izquierda surgen los primeros barrancos y desfiladeros y a nuestra derecha casi acarician nuestro paso. Sin embargo, el horno no esta para bollos, la luz del sol se ha casi por completo, y no dejo de ver coches que descienden a toda prisa, es posible que hayamos llegado tarde el primer atardecer de nuestra aventura.

Tras unos km de incertidumbre conseguimos llegar a Azoia, un pequeñito pueblo portugues dotado de ese encanto tan particular de pueblecito costero que te hace trasladarte casi hasta tierras británicas. Por desgracia, el tiempo apremia y ni en Lisboa ni en Azoia hay tiempo para entretenerse con florituras, hemos de llegar a nuestro objetivo: El Cabo da Roca, el cual alcanzamos tras unos pocos km.

Al llegar al lugar el sol casi a desaparecido por completo, dejando una estela dorada y roja lindando entre mar y cielo que da al horizonte un color mágico. Aunque no hayamos visto el sol sumergirse en el Atlántico al menos no nos hemos perdido toda la función, ante nosotros el primer atardecer de nuestra aventura: Carreteras Legendarias.


Bajo un viento de justicia apto solo para valientes nosotros nos hacemos la foto en el monumento para dar constancia de la culminación del prólogo de nuestra Vuelta al Mundo en moto con pareja. Si todo sale bien espero poder volver aquí dentro de un año desde el lejano oriente al completar mi particular vuelta al mundo y espero y deseo que tu como lector también sigas nuestras venturas y desventuras por el mundo. De momento miramos al Atlántico desafiantes, dispuestos a cruzarlo para empezar nuestra primera etapa de nuestra aventura, cruzar de Este a Oeste Nortemérica y rodar por la nonagenaria carretera, quizá la más legendaria del globo para los moteros: La Ruta 66.








Como dice lo que reza en la placa del Cabo da Roca: "Aquí...donde la tierra termina el mar comienza".


UN MES DESPUÉS.....

El 1 Junio de 2016 comienza nuestra aventura Carreteras Legendarias-Ruta 66. Partimos desde Sevilla a las 05:00 que es cuando nos levantamos para hacer el último acopio de cosas y ponernos en marcha para coger el AVE con destino a Madrid. Nos lleva a la Estación de Santa Justa la hermana de M Carmen: Sandra. La verdad es que apenas me percato del inexistente tráfico de la ciudad hispalense a tan intempestivas horas, ando ensimismado mirando por la ventana abstraído. En mi mente, los nervios típicos del que va a salir de la zona de confort de su país en pos de la aventura en tierras americanas. Al final, tras tanta espera, preparativos, reservas, comunicaciones por email, he llegado el momento de cruzar el charco para acometer la primera etapa de nuestra vuelta al mundo en moto. M Carmen, aunque no lo quiere reconocer también está nerviosa, su silencio sepulcral la delata. Tanto es el "funeral" dentro del coche de Sandra que ella misma tiene que cortar el tenso silencio:

-"¿Pero qué os pasa?¿Que os vais a EEUU de vacaciones? - pregunta con estruendo
-"No se, tengo la impresión de que se nos olvida algo" - confiesa M Carmen, yo me dedico a asentir con la cabeza mientras pienso si habré hecho todo lo que está en mi mano para que todo salga perfecto. Supongo que son los nervios típicos ante la ingente aventura que vamos a acometer. A pesar de los intentos de Sandra no logró salir de ese estado de concentración y preocupación, y M Carmen tampoco.

Llegamos a una desierta Estación de Santa Justa sin problemas cerca de las 06:00. El AVE saldrá en 10 minutos, así que llega el momento de las despedidas. M Carmen y Sandra se funden en un fraternal abrazo, tras el cual Sandra le da a mi novia una bandera de España:

-"Llevatela, te traerá suerte"- dice ella con ilusión mientras me da dos besos de despedida. Mi novia la coge y se la guarda en la mochila.
-"Pero la quiero de vuelta,eh?" - dice ella mientras se ríe
-"Nos vemos dentro de 37 días" - dice M Carmen con cierta pena.
-"Pasadlo bien" - Nos grita en la lejanía mientras bajamos las escaleras.

Llegamos al tren, acomodamos nuestras ingentes maletas y nos sentamos en un plácido viaje de 2 horas y 45 minutos hacia Madrid. Tanto M Carmen y yo aprovechamos para dormir un poco, nos vendrá bien una vez lleguemos a la capital de España.


Una vez en Madrid cogemos rapidamente nuestras cosas y nos ponemos en marcha. Son casi las 09:00 de la mañana y hay que llegar a la T1 antes de las 11:35. Hora de salida de nuestro avión con destino a Nueva York. Llegamos con Cercanias hasta Nuevos Ministerios y allí cambiamos a la Línea 8 de Metro. Todavía recuerdo un poco como funciona el transporte público desde mis tiempos trabajando en Madrid así que relativamente pronto llegamos al aeropuerto de Barajas-Adolfo Suarez. La app de United Airlines me informa del puesto de facturación, pero parece que lo han hecho a proposito: Nuestra puerta está en la otra punta del aeropuerto, toca andar, y mucho.

Tras recorrernos la longuitud del aeropuerto llegamos al puesto de facturación, algo desfondados. No en vano, vamos con nuestra vida de un mes a cuestas, tecnología, comida, ropa, ropa de moto, y eso pesa una barbaridad. Estamos algo cansados y nerviosos, supongo que hasta que no nos veamos dentro del avión será la tónica imperante, ahora toca los larguísimos trámites de facturación, control de seguridad, etc.

Pasamos la facturación, después de hacer una pequeña redistribución del equipaje, y el control de pasaportes sin problemas (Por supuesto con nuestra ESTA pagada y en regla). Nuevamente nos toca andar otro buen trecho hasta la puerta de embarque.

-"¡Pero bueno, ¿es que este aeropuerto no se va a acabar nunca?" - dice M Carmen extenuada

Al fin, llegamos a la puerta de embarque, M Carmen aprovecha para despedirse por telefono de la familia. Yo, por supuesto, de la mía, pero también tengo que hacer hueco para llamar a mi informático sobre la www.falcotradale.com para corregir algunos fallos y a mi tutor del trabajo de fin de Grado de Criminología. Me comenta que esta bien, pero que le faltan algunos flecos. Por desgracia, no me quedará más remedio que solucionarlo mientras viajamos por los Estados Unidos, por lo menos tengo un lapso de tiempo para relajarme ya que el plazo de envío del material vía email no comienza hasta el 13 Junio. Todo esto nos hace retrasarnos tanto que embarcamos los últimos y apenas me da tiempo a despedirme de mi amiga Chari, que trabaja en el aeropuerto. Con los deberes hechos embarcamos en nuestro avión y ya por fin, puedo resoplar aliviado. Hemos llegamos a tiempo, por fin, nos esperan unas ocho horas de trayecto transoceanico.

Tras el despegue nos ponen el almuerzo, bastante bien dotado la verdad y M Carmen se dispone a echar un sueño, yo, sin embargo, me pongo a disfrutar del dispositivo multimedia del avión con gran variedad de peliculas, documentales y juegos, sospecho que mis 8 horas de viaje se van a hacer cortas.








EN NUEVA YORK...

Llegamos a la ciudad que nunca duerme sobre las 20:30 de la tarde hora española, aunque desde este lado del Atlántico apenas si hemos tocado la hora de comer, serán más o menos las 14:30. Aunque apenas el reloj ha corrido unas horas, lo cierto es que llevamos despiertos más de 15 horas. Es el temido jet-lag

- "¡¡¡¡ESTAMOS EN NUEVA YORK!!!!" - gritamos dos con gran jubilo. Pasadas unas escaleras nos encontramos con una de las realidades de este país: Una gran bandera estadounidense nos da la bienvenida a sus fronteras siendo testigo de nuestros primeros pasos por el aeropuerto de Newark.

Llega el tedioso trámite del control aduanero, no queda más remedio que guardar cola y esperar. Cuando llega nuestro turno paso el control sin problema, sin embargo, y no se porqué M Carmen no lo pasa, es sacada de la cola y metida en un cuarto junto con otros viajeros. Aquí la policía no es educada pero no muy cordial y no da ninguna explicación. No me queda más remedio que esperar, esos 20 minutos se volvieron para mi interminables, - "¿Qué le estará pasando?¿Y si le preguntan algo? Si no sabe inglés" - me pregunto, preocupado, mientras doy vueltas por la cinta de equipajes de un lado para otro, casi como si estuviera haciendo guardia.

Finalmente, vuelvo a encontrarme con ella para mi alivio

-"¿Qué te ha pasado?¿Qué te han preguntado?" - 
-"Nada, no me han preguntado nada, eso si me han echado una bronca terrible por jugar con el iPad" -

Cogemos nuestras cosas y nos disponemos a coger el tren de enlace del aeropuerto de Newark con Nueva York. Aunque algo lioso el sistema es simple. Primero se coge un monorail que da vueltas entre las terminales del aeropuerto, es gratuito. Nuestra parada es la D que está conectada con Newark Liberty Internacional, desde allí cogemos un tren de cercanias hasta la estación Penn Station en Manhattan, el viaje sale por unos 12,5$ por cabeza.



Hasta aquí todo va como la seda, lo malo es que en una bulliciosa Penn Station me pierdo y no cojo el tren de Cercanias hacia Jamaica Station, en su lugar nos metemos de lleno en el Metro de Nueva York. Y comienzan los problemas, aquí hay líneas llamadas por letras y números, algunos hacen todo el recorrido parando en todas las estaciones, otros directo entre dos de ellas y otros paran en determinados lugares, según el día de la semana, un caos para un neofito acostumbrado a un metro de Madrid que para en todas las estaciones. La tensión crece y no queda más remedio que detenerse para observar detenidamente un plano del metro de la ciudad que tiene M Carmen en su móvil.


Tras unos minutos nos aclaramos, cogemos el metro linea E hasta Jamaica Center. Pero seguimos con nuestros problemas. El metro nos deja sobre el nº80 de la calle y debemos ir hasta el 220 más o menos. No parecen muchos números, ¿no? craso error. Lo primero de lo que nos damos cuenta en Nueva York y EEUU es que aqui todo es grande. Y esos 140 números equivalen a mas de 3km de caminata. No parecería mucho si no fuera porque vamos cargados a tope. La primera víctima de este error de cálculo es la maleta de Rocío, hermana de mi novia, que practicamente se me deshace en las manos a pisar la superficie de Nueva York por primera vez. Gracias a una señora panameña muy amable que vendía mazorcas de maíz en un puesto callejero, cogemos un el autobus 20 que marcha recto por la Avenida Jamaica, para nuestro alivio, no perdemos rumbo. Nos montamos con gran revuelo de los ocupantes del bus, desde luego no se ve todos los días a un par de turistas cargados como unas mulas. De hecho, muchos nos preguntan si queremos ir al cercano aeropuerto JFK. Todo el mundo es muy amable y ofrece su ayuda desinteresadamente, uno de ellos es un señor de Puerto Rico que nos avisará cuando nos tengamos que bajar a menos de un km de nuestro destino, algo es algo.

Mientras viajamos, comentamos lo caro que es el transporte público en Nueva York y que para nuestra vuelta en Julio deberemos comprar un bono si no queremos arruinarnos. Más de dos dolares el bus y más de siete dolares el billete de metro, si no recuerdo mal. A nuestra bajada se ofrece un montón de gente a llevarnos en sus vehículos particulares, pero pasamos de esos taxis baratos, lo haremos a la antigua usanza, andando.

Finalmente llegamos a nuestro hotel a eso de las 19:00 de la tarde, hora de Nueva York, temprano, pero tarde. En España son las 01:00 y todavía nuestros cuerpos no se ha acostumbrado al cambio de continente ni de huso horario, el famoso jet-lag hace mella y decidimos dejar las maletas y descansar inmediatamente en nuestra cama. En este viaje tendremos que cambiar el horario 4 veces, sin duda un contraste con nuestra vuelta a Europa en moto, en el que lo tuvimos que hacer una sola vez (En Finlandia). En fin, pues después de una emocionante gymkana por dos países, dos continentes, dos metros, dos cercanias, dos tipos de policías.... hemos llegado a Nueva York y hemos llegado vivos a nuestro hotel, aunque debo reconocer que la Gran Manzana nos ha ganado este primer asalto. Pero esto no va a quedar así, prometo volver dentro de más o menos un mes para seguir dando guerra a los yankis.

Mañana será otra día, recogeremos nuestras cosas e iremos en busca de nuestra Honda Goldwing. Comenzaremos así oficialmente nuestra aventura por Norteamérica en moto. Comienza nuestra vuelta al mundo.













domingo, 1 de mayo de 2016

¿QUE SON LAS CARRETERAS LEGENDARIAS?

Hace tres años hicimos realidad un sueño: Dar la vuelta a Europa en moto, uniendo el punto más al sur con el más al norte de nuestro continente. Todo ello, a lomos de una Yamaha XJ 600 Diversion a la que llame Falco Stradale. En una aventura a la que llamamos Euro-Diversion 2013. En ese viaje realizamos un total de 15731 kms y durante 40 días recorrimos 20 paises de nuestro continente. Unimos el punto más al Sur de Europa (Tarifa) con el más al Norte (Nordkapp) pero también llegamos al Centro Geográfico de Europa, situado en Purnuskes (Lituania).

Ahora afrontamos un nuevo proyecto: dar la Vuelta al Mundo en moto con pareja nos hemos propuesto recorrer el mundo a través de dos de las carreteras más legendarias de nuestro planeta. Lo haremos en dos etapas: 

En este primera, en 2016 cruzaremos EEUU y Canadá para descubrir la Ruta 66. Una carretera que esta en su 90º aniversario. 

Seguro que cuando estas en tu casa, descansando, tras una dura jornada de trabajo, soñando despierto con el viaje en moto de tu vida, seguro que la primera carretera que sueñas con recorrer es la famosa archiconocida Ruta 66. Esta carretera, a pesar de que lleva 31 años abandonada a su suerte, tiene algo de especial que encandila la imaginación de aquellos que se suben a una moto diariamente en el mundo, sea para ir a trabajar, o para hacer grandes viajes en pos de la aventura. Con el propósito de descubrir su significado el pasado 1 Junio de 2016 inicié mi aventura. Pero no sólo con la intención de descubrir la Ruta 66, gesta ya de por si increible, sino con la intención de descubrir Estados Unidos y Canadá, haciendo un viaje de costa Este a costa Oeste de Norteamerica, la mejor manera de adentrarse en este nuevo continente por el que va a rodar el equipo Falco Stradale.

Si te gustaron los 40 episodios de mi blog sobre la vuelta a Europa en moto, no te pierdas el relato de esta increíble primera etapa de esta vuelta al mundo en moto con pareja a lo largo de 36 días por Norteamérica. Te invito a que descubras una aventura llena de contrastes y matices, de la gran urbe a los pueblos fantasma, de los bosques impenetrables y cascadas a los desiertos y los salares. Estados Unidos promete ser un país único con muchas cosas que ofrecer al motero aventurero y Canadá, sin duda, no le irá a la zaga. Así que sientate y disfruta de la lectura de este blog donde intentaré ponerte al día con las curiosidades geográficas e históricas más reseñables de Norteamerica, pero también intentaré contarte como viven los moteros del otro lado del charco, como son la cultura, modo de vida y gustos de las gentes del país del tio Sam y de la hoja de arce.

Pero es necesario no olvidar que este tan sólo el primer paso de otr más audaz que realizaremos mi novia y yo el año que viene. En el 2017 cruzaremos toda Asia desde Japón, cruzando la Transiberiana (cumple 100 años) hasta llegar al extremo más occidental de Europa, Cabo da Roca en Portugal (También descubriremos el extremo este del continente situado en Ekaterimburgo, Rusia). Pero esa, sera otra historia.