Síguenos en facebook

martes, 26 de noviembre de 2013

CAPITULO 6: ESTÁN LOCOS ESTOS BELGAS

VERSALLES-PARIS-BRUSELAS-BRUJAS







ETAPA 6: VERSALLES-PARIS-BRUSELAS-BRUJAS

Distancia total ruta:  460 kms

Tiempo total:  7 horas 30 minutos

Ciudades visitadas: 4

Paradas: 6

Consumo medio:   4,88 l/100kms

Gasto de combustible: 33,74€

Peajes:


Amanece en el Reino del Sol, como lo llamaba Luis XIV, son las 08:00 de la mañana. A quien madruga Dios le ayuda, y espero que a nosotros nos ayude a poder entrar en el Palacio de Versalles, por segunda vez. "¿Irá a la segunda la vencida?", pienso mientras desayuno un poco de nuestras reservas de cola-cao con leche. No hay tiempo que perder ni espacio para recrearse, así que recogemos todo y nos disponemos a poner rumbo Versalles. Mi novia carga, mientras yo pago y hago el check-out del hotel F1. Ciertamente, hay impaciencia y ganas de ver lo que ayer nos fue vedado por cinco minutos y esta vez no dejaremos pasar la oportunidad de disfrutarlo. Así que, reemprendemos el camino de ayer, y repetimos mismo aparcamiento con la moto, con los primeros albores de la mañana. Por desgracia, nos surge un problema. Al contrario que ayer, hoy portamos todas nuestras cosas, por lo tanto, nos es del todo imposible dejar la moto sola, ya que tenemos gran parte de nuestras pertenencias aseguradas únicamente con los pulpos, al alcance de cualquier desaprensivo. Como M Carmen tenía tanta ilusión por verlo, decido que sea ella la que se adelante y yo el que la espere con el Falco Stradale en la cara norte del complejo. A partir de aquí nos separamos y será ella la que intente captar la belleza de este singular lugar, al menos lo que pueda. Por desgracia, Versalles, no se ve en un día, quizá ni en un mes, y mucho menos en unas horas, como las que disponemos. Por lo tanto M Carmen deberá darse prisa. Mientras ella se comporta con la curiosidad de un turista, a mi toca lidiar con la de unos turistas japoneses, a los cuales ha llamado la atención la moto. Por un momento, me hice famoso ante los nipones y M Carmen se lo estaba perdiendo. Pero, entre el gentío apareció un hombre de color bastante grande y amenazador, sin duda del servicio de seguridad del lugar, amablemente, y eso ya es extraño, me invita a que me marche del lugar ya que allí no se puede estar. En un correcto ingles, le digo que estoy esperando a mi novia en este lugar y no tenemos otra manera de comunicarnos, ninguno tiene móvil y podríamos perdernos.


El señor se muestra comprensivo y me deja aparcar mi moto fuera del acerado pero próximo a donde quedé con M Carmen, así que perfecto. Sonrío con la anécdota, hago alguna que otro foto con mi móvil y con una cámara compacta de mi novia para hacer tiempo. Mientras, con pesar, pienso en lo que me estoy perdiendo tras los muros de este lugar.

El palacio de Versalles está administrado desde 1995 por el establecimiento público del museo y del dominio nacional de Versalles, cuya presidenta es Christine Albanel, consejera de Estado. En este establecimiento público trabajan 900 personas, 400 de ellas destinadas a la vigilancia. Tres millones de personas por año visitan el palacio, y 7 millones los jardines, el 70 % de ellos son extranjeros.

Versalles comprende tres palacios: Versalles, Gran Trianón y Pequeño Trianón, además de infinidad de edificios situados en la villa: grandes y pequeñas caballerizas, hotel de los pequeños placeres, sala de Juego de la Palma, el Gran Común…

Cuenta con 700 estancias, 2.513 ventanas, 352 chimeneas (1.252 durante el Antiguo Régimen), 67 escaleras, 483 espejos (repartidos en la Gran Galería, Salón de la Guerra y Salón de la Paz), y 13 ha de chimeneas. La superficie total es de 67.121 m² de los cuales 50.000 están abiertos al público.
El parque abarca 800 ha, 300 de bosque y dos de jardines a la francesa: el Pequeño Parque, tiene 80 ha y el Trianón, 50 ha. Tiene 20 km² de vallas y 42 km² de paseos, con 372 estatuas.

Entre los 55 estanques, los más grandes son el Gran Canal, de 24 ha, y el estanque de los Suizos, de 180.000 m². Hay 600 surtidores y 35 km² de canalización. A tenor de los estudios llevados a cabo por varios Diplomáticos franceses de la Embajada Francesa en España, el Palacio de Versalles cuenta con un número de visitantes al año que alcanza la cifra de 3.000.000 segùn afirmaba con datos contrastados el Embajador Bruno Delaye y el joven Diplómático Sacha Passy de Thellier, lo cual le convierte en uno de los monumentos más visitados de Europa. Un programa de renovación, "el proyecto del Gran Canal de Versalles", fue presentado en 2003. Dotado con una subvención del Estado de 135 millones de euros para los siete primeros años, tardará en realizarse unos 17 años y afectará a todo el conjunto: palacio y parque. Los tres objetivos principales son asegurar el palacio, proseguir con las restauraciones y crear nuevos espacios para la acogida del público.


Ignoro cuanto tiempo tardó mi novia en salir, pero se me hizo cortísimo la verdad. Me comentó y me enseñó alguna de sus fotos. Evidentemente, todas las instantáneas son de los jardines de Palacio. No creo que ella haya llegado a cubrir el 5%, pero este pequeño bocado se hace necesario y lógico. Sería un despilfarro gastarse dinero en entrar en un lugar para verlo en unas horas, cuando aquí la gente invierte todas las horas que dan al día y que se seguro se hacen cortas. Nos damos, por tanto, por satisfechos con esta breve visita y ponemos rumbo hacia Paris, ¿Cómo obviar a "la ciudad de la luz" que esta a unos 22 kms de nosotros? Aunque ya estuvimos en Paris en el 2011, su encanto nos atrae hacia el Sena como si fuera la primera vez que vamos. Cogemos la A-13, sin peajes y sin pérdida, esta vez llegaremos a "la ciudad del amor" de una forma diferente y con curiosidad oteo el horizonte con la esperanza de poder divisar "la dama de hierro" de la ciudad.



De pronto, M Carmen la descubre y casi como los hermanos Pinzón me la señala, guiando mi mirada con su dedo. Ese será nuestro primer destino: La Torre Eiffel, esta torre sirvió como presentación a la Exposición Universal de París de 1889, la cual ha acogido a más de 236 millones de visitantes desde su inauguración. Su tamaño excepcional y su silueta inmediatamente reconocible hicieron de la torre un emblema de París. Y eso a pesar de las innumerables polémicas que suscito la construcción de este "andamio" como la apodaban maliciosamente al final del Siglo XIX. Entre el caos del tráfico parisino llegamos hasta nuestra primera, y obligada parada, sin duda una de las fotos más bonitas del viaje tiene a mi novia como protagonista.

Paris, tiene muchos secretos, como por ejemplo dos replicas de la estatua de la libertad de 11,5 y 12 m, pero por la falta de tiempo, debemos de dejar colgado el sombrero de Indiana Jones y no demorarnos en explorar esta gran ciudad, descubierta por nosotros dos años atrás. Por desgracia, nuestra visita a la ciudad de la luz será tan breve como la realizada al Palacio de Versalles y es que nos espera nuestra segunda frontera y nuestro segundo país visitado, Bélgica. Pero antes haremos una visita a mi amiga de Cabra que se encuentra trabajando en un Restaurante cerca del Arco del Triunfo que se llama Bistro Sormani, situado en la Rue du Général Lanrezac, 4. Meto la dirección en mi GPS y, como no, nos la vuelve a jugar el aparatito, metiéndonos por un sinfín de calles empedradas entre la jungla de asfalto que es Paris un 26 Junio, miércoles, a las 10:30. Sin embargo la pérdida, o el rodeo, nos facilita una vista diferente del gran Paris, pasamos por el Palacio de los Inválidos y su explanada, continuamos por el puente de la Concordia y llegando a la Plaza del mismo nombre, nuestro GPS recupera la cordura. Tampoco hubiera hecho falta, no se si gracias a nuestro viaje en 2011 o al cine, la Avda. de los Campos Elíseos nos mira completamente de frente, fácilmente reconocible. En el horizonte, altivo, el Arco del Triunfo, eclipsando el distrito financiero y moderno de la ciudad: La Defense. Así que, ponemos rumbo al monumento y cruzamos la famosa y rica avenida parisina. En esta calle, en apenas 2 kms se dan cita las tiendas más exclusivas, que sin duda deslumbran los ojos de todos los visitantes, cual cenicienta en el famoso cuento. Incluso yo resulto impresionado, pero más me quedé al ver como el Arco del Triunfo se va haciendo cada vez más y más grande según nos acercamos a la Plaza Charles de Gaule. Sin duda a la altura de tan insigne obra, que ordenó, aunque no vió concluida, Napoleón Bonaparte en 1806.


Como puedo, y con precaución salgo por la cuarta salida o quinta, no me acuerdo, la verdad. En mi vida vi glorieta tan enorme, afortunadamente, salimos de ella y acabamos, según el GPS en las inmediaciones del Hotel Mac Mahon, pero ni rastro del restaurante donde trabaja mi amiga. Paramos y ante la ineptitud de nuestro amigo electrónico y supuestamente actualizado, decido preguntar en un restaurante cercano. La camarera con mucha amabilidad me dice que el Bistro Sormani se encuentra en la segunda calle a la derecha, es una calle realmente estrecha, quizá debido a eso el GPS no dé con su destino. Agradecido, me montó doy marcha atrás con la ayuda de M Carmen y realizamos los últimos 200 metros. Ya estamos aquí amiga. Podemos aparcar el Falco Stradale justo enfrente, me bajo y me dirijo a la entrada del restaurante en solitario, con algunas dudas y cierta timidez -"Espero que M Carmen esté trabajando"- pienso, mientras mi novia vigila la moto. El local esta vacío, a excepción del personal, quizá sea demasiado temprano, son algo más de las 11:00. Entre todos ellos destaca una chica rubia, a la cual llamó: - "¿M Carmen?" - exclamo, se vuelve y...ahí esta ella. La sorpresa que se lleva es de aupa, -"Menos mal que he acertado"- pienso. 

"¿Qué haces tu aquí Rafa?¿Cuando has venido?" - Me pregunta nerviosa.
Pero, "¿no has visto mis mensajes de facebook?", "hoy te dije que llegaba a Paris a verte antes de irme a Bélgica" - le respondo con perplejidad. 
"¿Bélgica?" - me pregunta, sin adivinar o comprender nada. 
"M Carmen, en estos momentos, estoy dando la vuelta a Europa en moto y voy con mi novia, de verdad, ¿no lo has visto en el grupo de facebook "Euro-Diversion 2013?" - le pregunto. 
"Que va, yo no leo nada el facebook, con el trabajo no tengo tiempo" - me asevera "¡Que alegría verte!¿donde esta tu novia?"
"Afuera, esta deseando verte" - le respondo. 

Tras el dialogo, salimos juntos y M Carmen tiene la oportunidad de saludar a su tocaya. "Pasad, pasad, os invito a un café". En un principio, no era nuestra intención quedarnos tanto tiempo, simplemente una breve visita, pero al final nos liamos y acabamos tomándonos con M Carmen un café. Mientras nos habla y nos cuenta como le va, puedo distinguir en ella un cierto acento francés más marcado que la última vez que la vimos en 2011. Esta claro que se esta convirtiendo en todo una francesa, aunque no hay perdido todavía la gracia andaluza. Nos cuenta como ha cambiado recientemente de piso y como ahora esta saliendo con un chico llamado Jerome que es hijo del dueño del Bistro y del Restaurante (que esta justo al lado). Sin embargo, M Carmen tiene proyectos, como perfeccionar su francés y con ello buscar algún trabajo de traductora o dando clases de español a los galos. En el Bistro no le va mal, pero tiene ganas de cambiar de aires y hacer otras cosas. Nosotros aprovechamos evidentemente para contar nuestras peripecias en estos 5 intensos días y casi 1800 kms de aventura. M Carmen, no sale de su asombro ante la hazaña que prácticamente estamos empezando y que nos va a llevar todavía más alto en la geografía europea. Entre risas, y anécdotas llega el momento de marcharnos, tampoco la moto puede permanecer mucho más tiempo sin vigilancia, con nuestras cosas accesible en mitad de la calle. Sin embargo, en el restaurante el personal almuerza, al contrario que en España, antes de las comidas principales.


 Son algo más de las 12:00 y ahí estamos en mitad de un almuerzo al que uno de los compañeros de M Carmen y ella misma nos invitan. Bien es cierto, que la hora no es la apropiada y que la paella la odio, pero tengo tanta hambre que sin discusión me la como junto con todos los comensales, a los que durante la comida intentamos conocer. Entre ellos a un hombre, que por su acento y desparpajo parece español, pero no, es portugués y sabe tanto español porque está casado con un compatriota nuestra. Muy gracioso y amable el hombre, la verdad. En mitad de la comida se presenta Jerome, el novio de M Carmen la cual nos lo presenta, aunque de forma breve, ya que entra a trabajar al restaurante. Después de la comida, y con gran pesar nos tenemos que marchar, pero antes, M Carmen nos tiene preparado un último detalle. Recibimos de ella, dos bocadillos de jamón con queso, con un pan de masa de pizza buenísimo. He de decir que el Bistro es de comida italiana y el cocinero italiano, probé un poco del bocadillo y ¡qué bueno estaba!¿qué más se puede decir?

Llega el momento del adiós, pero hay está Jerome esperándonos para despedirse también de nosotros. Muy amablemente y coincidiendo con la descarga de unos camiones para su restaurante ha vigilando nuestra moto. Antes de partir, le contamos a M Carmen nuestra ruta por Bélgica y ella nos recomienda encarecidamente que viajemos primero a Brúselas que está o menos a la misma altura de Paris en el mapa y después subamos hacia el norte durante 100 kms para acabar en Brujas. Ella ha visitado ambas ciudades y nos adelanta que Bruselas nos dejará un poco fríos y Brujas nos maravillará. Nos hacemos unas últimas fotos con ella y nos ponemos en marcha. Son las 14:00, hemos comido a la española, en un restaurante italiano, con cocinero italiano, compañero portugués, tiene gracia. Sin ser a la francesa, nos marchamos con la esperanza de volver pronto y poder disfrutar un poco más de la hospitalidad y cariño de esta amiga de Cabra que se abre paso en el proceloso mundo de la gran ciudad. Antes y como despedida de Paris, hacemos una fotos del Arco del Triunfo, para, a continuación, marcharnos por la Defense pasando cerca del Stade de France en el distrito de Sant Dennis.






Paris, queda atrás, y nos esperan 220 kms de carretera hasta la frontera belga, los cuales discurrirán por la A-1. Nuevamente, nos encontramos con carreteras monótonas llenas de camiones y camiones allá donde alcanza la vista, si bien contamos con muchas zonas de descanso y gasolineras excelentemente indicadas. En Francia, desde luego, es difícil saltarse una gasolinera y más no saber donde estará la próxima, porque la información aquí fluye tanto como los camiones que habitan estos caminos y eso es de agradecer. Las condiciones meteorológicas, el tráfico y la carretera invitan a esperar con tranquilidad y paciencia el paso efectivo del país galo al belga, algo que se produce a los pocos kms. Aprovechamos para parar la moto cerca de la señal y hacerle una foto. Espero que sea la segunda de otras muchas y que dichas fotos se hagan como esta, sin peligro y sin tensiones. Además este momento coincide con otro importante acontecimiento: Hemos llegado a los 2000 kms de nuestra aventura. Dejamos atrás Francia, un gran país, de grandísima belleza, que empezó dándonos muchos quebraderos de cabeza, pero que al final se despidió de la mejor manera, con el cariño y afecto de nuestra amiga (medio francesa, ya). No olvidaré esos momentos en que parecimos perdidos en el tiempo y en el espacio, pero encontramos el camino para encontrarnos y seguir con nuestra aventura.







Las fronteras desde la creación de la UE han ido desapareciendo poco a poco en Europa, pero el asfalto no entiende de entendimientos y supresión de fronteras, pasar a Bélgica se convierte en la entrada en una montaña rusa. El asfalto belga se deja sentir en el amortiguador del Falco Stradale y en nosotros también. Nunca creí que echaría de menos a Francia, sus carreteras desde luego, merecen este sentimiento. El paisaje natural apenas ha cambiado, verde el norte de Francia y continuamos con el sur de Bélgica. Las gasolineras son de marca francesa y solo nos enteramos del cambio de país por los carteles escritos en un extraño idioma, que parece alemán y francés a la vez. El idioma en este país es el flamenco y así se lo aclaro a mi novia que se extraña del cambio idiomático.  A la altura de Boussu repostamos el Falco Stradale y hacemos un break para descansar y estirar las piernas. Nos separan solo 87 kms de nuestro destino, ¡que pocos parecen!, pero no van a hacerse solos, debemos continuar con nuestra ruta por la E-19. En Bélgica hemos dejado también atrás las autopistas de pago y nos sumergimos en las autovías, algo machacadas, pero claro, los dinosaurios de acero de Francia tendrán que pasar por algún lado en su camino hacia el norte, ¿no? Estamos a punto de llegar a Bruselas y aunque, va a ser una visita breve intentaremos ver lo más importante y bonito de esta ciudad, por la que tomaremos un desvío de casi 100 kms en nuestra ruta original. Me pregunto si las recomendaciones de mi amiga de Cabra serán acertadas. Son casi las 18:00 y nuestro primer destino será el Atomium de la capital belga, la cual es una estructura de 103 metros de altura construida para la Exposición General de 1958. Representa un cristal de hierro ampliado 165 mil millones de veces. Está formado por nueve esferas de acero de 18 metros de diámetro.


Esta vez, nuestro GPS se porta y nos lleva sin problemas hasta la Plaza del Atomium. Aparcamos cerca, y hacemos fotos del símbolo de Bruselas ciertamente impresionantes. No se como mucha gente lo tacha de feo, a mi parece un monumento bonito y original ¡Y encima tiene un bar en la esfera superior! A nuestra espalda tenemos el Palacio de Exposiciones de Bruselas y los cines Kinepolis e IMAX de la capital.


-"¿Vemos una película?"- le pregunto a M Carmen. -"Estas loco, ¿acaso la vas a entender?"- Me responde con sorpresa. 

Lo cierto es que era pregunta tonta, para ver que respondía ella, ni tenemos tiempo ni la entenderíamos, así que nos vamos en busca del otro monumento imprescindible de Bruselas: El Manneken Pis, es decir, el Niño Meón. No hay tiempo que perder, nos ponemos en marcha, pongo que el GPS nos guíe al centro de la ciudad y cerca de allí encontraremos esta singular fuente. El Atomium esta en las afueras de la urbe, y ha sido relativamente fácil llegar, pero ahora para llegar al centro habrá que lidiar con el tráfico de la capital. Al principio creía que era una broma, pero a pesar de que Bruselas es una capital mucho más pequeña que Paris, lo cierto es que nos encontramos con el tráfico más denso que hemos visto hasta ahora en nuestra aventura. Ni Madrid en su hora punta, nunca vi algo así. Menos mal que, sorprendentemente, los belgas son muy respetuosos con las motos y al ver la nuestra o cualquier otra, en un atasco todos los vehículos se hacen a un lado y nos dejan pasar por el centro de la carretera con holgura. Increíble sin duda esta cívico comportamiento con las dos ruedas. Si seguimos podremos llegar al centro de Bruselas con solvencia. Cuando todo parecía ir bien se acerca a nosotros un motorista en una Yamaha XMAX, y nos dice ante nuestra sorpresa:


 

"Españoles, cabrones, hijos de puta, estáis poniendo en peligro la vida de los vehículos, iros a vuestro puto país". - me grita con violencia ante la perplejidad de mi novia, que no da crédito. Al principio, ella me aplaca para evitar males mayores. Acelero la moto y me libro de este loco. Sin embargo la densidad del tráfico nos retiene y permite a este individuos darnos alcance. En esta ocasión se muestra más agresivo:

"¡¡Parad!!, he dicho que paréis, soy Policía quedáis detenidos por conducción temeraria, parad me cago en vuestra puta madre", cuando termina de espetarnos esto intenta chocar con nuestra moto e incluso, al no conseguirlo, me agarra del brazo, del que me zafó gracias a M Carmen, pero que casi, nos lleva al suelo. Ahora la reacción de los dos es la contraria, yo opto por escapar ante este falso policía y mi novia, vota por encontrarnos con él a las afueras del túnel para ajustarles las cuentas. 

"Ven fuera que te vamos a partir la cara, imbécil" - le grita indignada. Cuando este sujeto intenta volver a chocar con nosotros acelero el Falco Stradale y aprovechando que un coche cambia de carril y le obstaculiza el paso, ponemos tierra de por medio y dejamos atrás a este loco. Con el susto todavía en el cuerpo nos dirigimos hacia el centro de Bruselas. Sorpresa, sorpresa, el acceso es peatonal, pero nosotros no hemos sufrido tanto para quedarnos a las puertas de ver a la famosa fuente. La situación no esta para que uno de nosotros se quede solo custodiando la moto como en Versalles. Así que le echamos cara, nuevamente, y nos colamos por las calles con nuestra moto cargada hasta los topes. Vaya cara que ponían los transeúntes a nuestro paso, menos mal que ninguno era un policía de verdad. En un suspiro llegamos juntos a la Plaza Mayor, y aquí tenemos nuestro primer contacto con españoles, los cuales sonreían al ver su bandera en nuestra moto. Eran dos chicas de Madrid, las cuales nos inmortalizaron en este grandioso lugar, sin duda llegar hasta aquí ha merecido la pena.



Sin más dilación, nos disponemos a encontrar al dichoso niño, aunque deberemos navegar de nuevo por calles peatonales. A velocidad de paso, llegamos por fin al famoso Manneken Pis. Una estatua de 61 cms de bronce que lleva meando en una fuente desde el Siglo XV, el otro gran símbolo de la ciudad. M Carmen reseña nuestra breve visita, había una nube de turistas que entorpecían la foto, pero aún así, se las ingenió para conseguirlo.



Misión cumplida, es hora de marcharse en busca de otro símbolo menos conocido de la ciudad antes de irnos para Brujas, como es la Janneken Pis, o dicho de otra manera la niña meona. El GPS hoy se esta portando bien, y todos estos hitos turísticos que estamos visitando lo estamos haciendo en un tiempo record. Pero antes de partir, una mano toca a M Carmen y ella, lógico, pega un grito de susto. Resulta que uno de sus guantes se había caído y el hombre solo estaba intentando devolvérselo. Tras el sobresalto, nos pertrechamos y vamos en busca de la no tan famosa Janneken Pis. Curiosamente, está cerca de la Plaza donde anteriormente estuvimos, perfecto entonces. Volvemos al lugar a velocidad de paso, y sorteando a los peatones llegamos a la plaza. Desafortunadamente, para acceder a la Janneken hay que pasar por una calle tan estrecha que ni la misma moto con su equipaje puede pasar entre tantas personas que circulan por la calle. De esta forma, con un regusto agridulce, nos vamos de la capital belga, pero para desconectar decidimos tomarnos un refrigerio en un bar del centro. Yo, como siempre, Coca-Cola y M Carmen se dispone a probar una cerveza típica del país, que a mi novia parece encantarle. Después del break nos ponemos en marcha y salimos de Bruselas tras una breve pero intensa hora.


Hemos protagonizado una persecución policial al estilo de hollywood, hemos sorteado el tráfico urbano con tanta solvencia como el peatonal, nos hemos plantado en el centro histórico de Bruselas y descubierto el Manneken Pis y casi la Janneken, no ha estado del todo mal la verdad. Es hora de poner rumbo a la "Venecia del Norte", la ciudad encantada de Brujas, ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000. 

Sin pensarlo, salimos de la capital europea y volvemos a coger la autovía E-40 con destino a Brujas. Cerca de 97 kms nos aguardan para poder descubrir esta ciudad, ciertamente interesante. Cuando estuvimos planificando el viaje, esta ciudad fue expresa petición de mi novia como una de las etapas de esta aventura. De hecho estuvo investigando un poco sobre ella. Así que tenemos muchas ganas de conocerla, para saber si la fama que le precede esta justificada. De camino, vamos observando el paisaje,  las carreteras, que aunque no son tan buenas como la francesas, al menos dan el juego de mirar y poder observar como pasan los pueblos fugazmente, quizá en Francia también existían, pero entre tanto camión era difícil distinguirlos. También observamos abundantes poblaciones de frondosas vacas que pastan a sus anchas por las bastas praderas de un verdor esmeralda, una visión ciertamente bucólica, que hace que nuestra llegada a Brujas se avecine en un abrir y cerrar de ojos. 

A nuestra llegada, nos encontramos con una ciudad de abundantes parques, y tráfico moderado, no muy diferente de una pequeña capital de nuestro país, se suceden también centros comerciales, cines, etc. Nuestro destino es un Ibis Budget que está detrás de la Estación de Tren y Autobuses de la ciudad, y aunque tardamos en encontrarlo, finalmente damos con él, con algo de lloviznas para darnos la bienvenida. Otra cosa es ya como entramos en el edificio, lo hicimos por la puerta del servicio. Los empleados tardaron en abrirnos supongo que impresionados por la situación. Nuevamente, separamos las tareas y hago el check-in, donde me dan un mapa de la ciudad con los puntos turísticos más importantes, y me dicen que Brujas se puede visitar perfectamente a pie. El centro se encuentra a unos 15 minutos andando, con la buena nueva llego a la habitación y ayudo a M Carmen a subir las cosas. Una vez establecidos, nos aseamos y vestimos para descubrir, aunque el sol ya se va cerniendo sobre nosotros, los encantos de Brujas. Al salir del hotel vemos un PC de uso exclusivo para los clientes, "¡perfecto!" - pienso, "podré descargar las imágenes y vídeos que hasta ahora hemos grabado". Mientras nos dirigimos a pie al centro histórico, oímos un sonido próximo y martilleante, ni idea en un principio de lo que es, pero creo que se trata de algún concierto de hardcore en directo en pleno calle. Algo ciertamente curioso, aunque no interesante para descubrirlo, así que con premura nos aventuramos por unos parques con unos estanques preciosos y con cisnes nadando a sus anchas en el interior. La escena invita a perderse en este paraíso del romanticismo que parece ajeno al tráfico rodado, es increíble pero no estaremos a más de 200 m del caos circulatorio de la Estación y que queda atrás en nuestra memoria.






Nuestros sentidos se potencian al ver la belleza singular que nos brinda esta lugar. Cualquier camino lleva a otro igual o más bonito que el anterior, en el que suceden caminos campestres, casa,  estanques y lo que parece un salón de bodas al aire libre. Sin duda,  no se me ocurre mejor lugar para casarte que a la sombra de los robles que pueblan esta región de la ciudad. Seguimos por los caminos asfaltados hasta que la densa masa verde se va quedando atrás, todo ello en un marco de silencio, nada incomodo, que por un momento parece mágico ¿Estaremos viajando en el tiempo?. Pues no, seguimos en Brujas, pero por un instante, es como si estuviéramos en el Siglo XI en plena época de la ocupación española de la región de Flandes, de la que Brujas, sigue siendo capital. Una ciudad encantada con el suave influjo de la época medieval, poco a poco nos adentramos en el centro histórico y va creciendo esa magia que lo envuelve todo con un halo especial. Si no fuera por la vestimenta de los visitantes, algún que otro coche y la luz eléctrica de la alumbrado parecería que estamos caminando en tiempos de Felipe II. Callejeando entre sus calles, era inevitable encontrar los famosos canales de Brujas.





Sinceramente, no conozco todavía Venecia, pero estas vías de agua no tienen nada que envidiar a los canales venecianos. Además, dadas las horas que son, cercanas al ocaso, no sufrimos aglomeraciones y podemos disfrutar y hacernos inolvidables fotos de estos momentos tan especiales.



La noche se adueña de Brujas, y la ciudad se ilumina con un fulgor dorado que no resta la ganas de visitar importantes monumentos de la ciudad como el Campanario, el Ayuntamiento, las Puertas de Entrada a la Ciudad, la Iglesia de Nuestra Señora, la Plaza Burg.








Es precisamente esta plaza donde se encuentra el centro neurálgico de Brujas y donde podemos divisar el imponente campanario que la preside. Una torre que parece salida del mismísimo "Señor de los Anillos". 



A su sombra, decido disfrutar de una de las delicatessen urbanas de los belgas. Si en Alemania y Estados Unidos son los perritos calientes, en Italia la pizza al peso, aquí en Bélgica lo que se lleva son los cartuchos de patatas fritas con mahonesa. Ya en Bruselas me quedé con las ganas de comprar uno, así que no deje escapar la oportunidad de probar algo de la típica gastronomía urbana local y me compré con una Coca-Cola. ¡Que buenas están!, aunque lo que no está tan bueno es como el dependiente intenta cobrarme dos veces por la misma cosa. "Error amigo mío, ya estamos escarmentados de Francia" -pienso con ironía, mientras le miro y le aseguro, ticket en mano, que está equivocado. Mientras me deleito con las patatas, tenemos la oportunidad de conocer a una pareja de mexicanos con su hijo, que visitan la ciudad. Muy simpáticos y agradables nos cuentan que van a dar un tour por los Bélgica, Luxemburgo, Holanda y Reino Unido en unos 15 días, les advertimos de la picaresca del dependiente belga y les contamos que estamos en el sexto día de una loca aventura a través de todo el continente. Lo gracioso fue confesarles el medio en el que lo estábamos haciendo, quedaron totalmente estupefactos. Fue agradable conocer a estos viajeros del otro lado del charco. Nos despedimos y emprendemos el camino de vuelta al hotel, no sin antes disfrutar de los canales de Brujas al amparo de la Luna.



Unos inolvidables momentos que siempre me gustaría repetir, un sueño del que , por desgracia, nos despierta la incipiente lluvia que estaba empezando a caernos. Ponemos pies en polvorosa hacia el exterior del casco histórico, desandando el camino anterior. Aceleramos el paso y la lluvia se va haciendo cada vez más fuerte, hay que llegar al hotel para llevar la moto a sus soportales y cubrirla. Menos mal que llegamos a tiempo, justo cuando empieza a diluviar de verdad, cogemos la moto y la resguardamos de los elementos, por fortuna, esto no nos ha pillado en marcha, sino nos habríamos puesto como pollos. Una vez con la moto aparcada, llegamos a la habitación, ponemos la ropa a secar, cargamos nuestros gadgets y saco las SD para descargarlas en el disco duro portátil que llevamos, con la ayuda del PC de recepción. Pero eso queda para mañana, ahora es tiempo de descansar y reflexionar sobre lo que hemos vivido en tan sólo una jornada. A pesar del cansancio, nuestra moral es alta y estamos contentos. Hemos estado en cuatro grandes ciudades europeas, dos de ellas capitales, cruzado Francia, huido de un loco en moto y pernoctando en la "Venecia del Norte", sin duda y a falta de ver más mañana, la ciudad más bonita de nuestra aventura. Mucho tendrá que impresionarnos la Venecia italiana si quiere superar a esta ciudad de ensueño en la que esperamos despertar para seguir descubriendo lo mágico de este lugar.  



















CAPITULO 5: ATARDECIENDO EN EL PALACIO DEL REY SOL

BURDEOS-VERSALLES




Distancia total ruta:  400 kms

Tiempo total:  6 horas 30 minutos

Ciudades visitadas: 3

Paradas: 4

Consumo medio:   4,52 l/100kms

Gasto de combustible: 28,34€

Peajes: 18,1€


Hoy es 25 de Junio, hace solo 4 días que salimos de Sevilla en pos del Norte, pero a mi me da la particular sensación de que estoy muy lejos de casa. Todo es tan diferente, tan distinto, pero aquí seguimos luchando, a pesar de las dificultades y el cansancio acumulado seguimos enteros, al igual que nuestra moto. Nuestra primera etapa en el extranjero tuvo un bonito colofón, con ese sentimiento en nuestras mentes y corazones tomamos en nuestra habitación un frugal desayuno, pagamos la habitación, montamos el equipaje y emprendemos la marcha. Diciendo adiós a esta gran ciudad que es Burdeos con el hambre de saber más de ella y de, por supuesto, volver. 

Los primeros kms transcurren con cierta lentitud, son las 09:00 y, supongo que todavía no he despertado, afortunadamente mi novia si, la cual me ayuda a salir del tráfico de Burdeos muy denso a esas horas. Por el intercomunicador empezamos a intercambiar impresiones sobre estos primeros días, es curioso, pero ya empezamos a tener nuestro archivo mental de la aventura. La estrella sigue siendo la pérdida de equipajes del primer día, pero ya se van uniendo otros momentos, algunos buenos, como la llegada a Elgoibar (¡madre mía! lo bien que comimos), otros simplemente menos buenos, como el vil timo del que fuimos víctimas en este gran país. De hecho, es el más grande que cruzaremos y nos dirigimos a la capital más poblada que visitaremos en esta aventura: Paris, allí nos espera una gran amiga mía de Cabra, que es tocaya de mi novia, y que lleva viviendo unos 5 años por esos lares. Pero antes de eso, haremos una visita, lo más larga posible al Palacio de Versalles, Patrimonio de la Humanidad, cerca de allí, en Etampes, concluirá esta quinta etapa. 

Bueno, concentrémonos, es el momento de pasar el puente y coger el desvío hacia la autopista. Esta vez no nos andaremos con tonterías, tenemos tiempo de sobra y cubriremos este tramo con la mayor diligencia posible. A ver si por un día las manecillas del reloj no nos castigan con su envite. El tiempo acompaña, y salvo ligeras molestias de espalda y cuello mías, y de rodillas de M Carmen no nos resentimos demasiado. Tras unos kms llegamos al primer puesto de peaje. Esta vez abrimos los ojos en busca de algún carril exclusivo para motos, al no haberlo, opto por coger uno normal de coches. Pago 9€ y continuamos nuestra marcha. Aquí en Francia, las autopistas cobran por adelantado, no a la salida como en España, desde luego, no son tontos, no.


 En cuanto coges tramo prepara la cartera y mejor tenerlo justo, no vaya a pasarnos como ayer con la simpática trabajadora. Por esta parte de Francia los paisajes son de enorme belleza, pero rasos como una tabla, el horizonte parece no acabarse nunca, por más rápido que viaje el Falco Stradale, que por cierto, por razones de peso no puedo poner a más de 120 km/h aunque la vía permite hasta 130. De nuevo, damos la bienvenida a la interminable horda de vehículos pesados que parecen habitar estos caminos. Como una manada se disponen por la derecha de la carretera desafiantes al racheante viento que de vez en cuando aparece y parece absorvernos hacía ellos. Casi como un juego contamos cuantos camiones seguidos van en convoy, 40, 44, hasta 65, las cifras asustan, y además, hacen interminables los adelantamientos. Tanto es el tedio y la monotonía que llego a quedarme un poco traspuesto en pleno día, M Carmen resetea mi sistema con un "¡Despierta!" por el intercomunicador. Estas carreteras, son la mejor forma de ir de punto A a punto B, pero son traicioneras, por lo aburridas que son. Mi conato de somnolencia, nos hace replantearnos la etapa, no hacemos más que ver asfalto y esta empezando a no ser divertido. Así que nos desviamos en la primera salida y nos adentramos en la campilla francesa. El apoyo de nuestro GPS nos encaminará al camino correcto, así que tomamos esta alternativa, mas lenta, pero amena. 

Francia de repente, cambia de lleno, de ser un país dominado por el gris, y la tiranía de los camiones, pasamos al color verde de los campos de trigo que parecen perderse de nuestra vista, al blanco de sus casas y al marrón de la madre tierra. Los pueblos de estos lugares, inlocalizables en el mapa, no difieren mucho de los nuestros. Pequeños, pero acogedores, tranquilos y con encanto. Por un momento y salvo por los carteles en francés, M Carmen tiene la impresión de estar por su tierra, quien sabe, a lo mejor dentro de poco, sale un cartel que anuncia nuestra llegada a la Garrovilla de nuevo.

Yo también tengo esa sensación, aunque pasemos de manera fugaz me da tiempo a ver en muchos de ellos cruceiros. Cruceiros, que pude ver en el camino portugués de Santiago. Debe de ser que estamos en alguna de las rutas que atraviesan la geografía francesa y se unen a la española en Roncesvalles, como parte del camino francés. En mi mente, se suceden los recuerdos del camino de Santiago que hice el año pasado con Miguel, un amigo y compañero de trabajo. En cierta manera, me siento como estar repitiendo el camino de nuevo, solo que con compañero diferente y medio de transporte distinto. Algo tienen en común ambas aventuras, aunque sean muy diferentes: "Todas las cosas que nos pasen son...cosas del camino". A pesar de que todo nos parece extraño, nos resulta familiar y próximo. Es mi imaginación o parece que nos hemos perdido en el tiempo y en el espacio. Se puede saber "¿donde estamos?". Esta pregunta no es retórica, es real y me sirve para despertar de este sueño común. De repente, entre tanta bucólica escena, me encuentro con mi moto en mitad de una placita, con varios establos de animales, paja, y campo silvestre por los alrededores, pero sin atisbo de gasolinera alguna. El Falco Stradale se aproxima a los 200 kms peligrosamente y de momento, nuestro GPS no nos indica donde repostar. Aquí desde luego, no llega la cartografía de nuestro Tomtom. Toca ponerse el mono de trabajo y ponerse a buscar. Salimos de allí casi campo a través hasta llegar a un cruce. En nuestro proceso de búsqueda nos encontramos con este pueblo francés, "¿será donde nació el champagne tal y como lo conocemos?"




Bueno, aunque hubiésemos querido no hubiéramos encontrado a nadie a quien preguntarle. Estos pueblos están desiertos y eso que es martes a las 16:00 más o menos. Encontramos una gasolinera en un concesionario Renault, pero cerrada desde las 15:00, y otra en un ¡kiosco!, con el mismo horario, pero ¡Dios mío!  si es martes, "¿como pueden cerrar tan temprano?"- Pienso- . Parece que el GPS vuelve a coger cobertura y nos guía hasta una ciudad algo más grande que las aldeas que hemos visto hasta ahora, donde hay gasolineras. Perfecto, pero al llegar, la sorpresa. Resulta que son gasolineras que funcionan como un cajero, con tarjeta de crédito. Conozco estas maquinas, en Lucena, por ejemplo hay una. Seleccionas una cantidad aproximada y si no llenas lo que has puesto, no pasa nada, a los pocos días se te reingresa la vuelta en tu cuenta. Como estamos en zona Euro no me asusta pagar de esta forma. Tecleo PIN, selecciono idioma, tipo de combustible, e importe aproximado. Como la moto esta un poco seca, con 15€ habrá de sobra para continuar por otros 200 kms de tranquilidad. Mientras estoy con el boquerel, M Carmen aprovecha para beber agua y estirar las piernas. Lleno por 9 litros usando 14€ del crédito, por desgracia, no hay mucho más donde entrenerse, es la gasolinera de la marca Total de un centro comercial que esta cerrado, tanto que parece abandonado. Salvado el peligro emprendemos de nuevo camino, pero debido a nuestra abducción, el tiempo ha vuelto a ganarnos la partida. Hemos perdido por la campilla francesa demasiado tiempo, tanto que apenas hemos recorrido la mitad de nuestra etapa. A pesar de ello, no se porque, no nos importa en absoluto. A veces en la vida hay que perderse para encontrarse, y desde luego, nosotros nos hemos encontrado en estos caminos y pueblos desconocidos, alejados del mundanal ruido y de las guías turísticas. Hemos recuperado el espíritu aventurero de este viaje. Supongo que la belleza se encuentra en los lugares más insospechados y para nosotros, cada km, cada minuto, perdidos en esa dimensión ha merecido la pena.



Por eso, si viajáis por Francia no dejéis de perderos por sus extensas llanuras que lejos de las rutinarias autopistas ofrecen al visitante el encanto especial de sus pueblos allí donde el GPS te deja vendido. Hablando del Rey de Francia, justo ahora, que retomamos el camino rumbo a la autopista el navegador empieza a cuadrarse y a funcionar correctamente. No lo entiendo, salí con él actualizado y no hace más que darme problemas de dirección, especialmente cuando decido salirme del rumbo establecido. Siguiéndolo, pasamos por Chateauroux, Vierzon, y Salbris por la A-71 llegamos hasta la bella Orleans, donde cogemos el desvío hacia la autopista A-10, volviendo con ello a un rumbo mas standard. A los pocos kms llegamos a otro control de autopistas para pagar el correspondiente peaje de 9,1€. Las autopistas francesas he de reconocer que son algo caras si las comparamos con las españolas, pero creedme que cada euro estará bien invertido. Si hay algo que rompe la monotonía y el tedio de circular por ellas, entre las interminables hileras de camiones son los carteles que tienen perfectamente informado al conductor de cualquier incidencia en la carretera, pero también informa de la gasolinera o áreas de descanso más cercana. Una gasolinera aquí no se diferencia de una española, pero amigos míos, las áreas de descanso son diferentes, de 5 estrellas. Quizá no haya hoteles en este país con tantos medios: Gasolinera, Cafetería, Tiendas, Mesas cubiertas para comer en el exterior, Servicios, Duchas, Aparcamientos para camiones, autobuses, coches y todo ellos bajo la cobertura de un WIFI de excelente calidad, unas auténticas ciudades itinerantes donde hacer un break en el camino se convierte en toda una experiencia. Comentando dichas cosas con mi novia llegamos precisamente a una, pasada Orleans, donde repostamos y nos tomamos un café, siempre con la moto a la vista. Bueno, la moto y el tráfico rodante del lugar.


Tras el descanso, retomamos la marcha, aunque creo que nos hemos deleitado en demasía. Creo que entre nuestra pérdida alegoría, las carreteras secundarias de esta etapa y nuestras paradas técnicas han pasado casi 6 horas. Si bien es cierto, que sobre la moto el tiempo pasa tan despacio, que pierdes la noción, su paso es siempre inexorable. Es curioso, pero tras 5 días tengo extrañas sensaciones a lomos del Falco Stradale, al margen de los típicos dolores continuados por el mantenimiento de la postura de conducción, que nos afecta por igual, también padecemos perdida de apetito, ausencia de sed y de sensación de cansancio.  Ojalá con nosotros viajara un masajista, pero que se le va a hacer, debemos continuar con la aventura gala desviándonos por Artenay cogiendo la D-927 aventurándonos, otra vez, por carreteras secundarias o casi terciarias, las cuales están algo descuidadas. A excepción de las autopistas, la red secundaria o comarcal gala no están muy por encima de la española, más bien parecen estar a la par. Durante 30 kms las disfrutamos o más bien las sufrimos ya que están muy bacheadas, con carreteras muy curveadas y con algo de tráfico pesado que nos ralentizan el paso. A la altura del pueblo de Algerville cogemos la N-20. Nos quedan pocos kms para llegar a Etampes, y no nos faltan ganas desde luego. No ha sido una etapa excesivamente larga, pero se nos ha hecho eterna, a nosotros y nuestros físicos empiezan a resentirse tras casi una semana de viaje a una media de 400 kms diarios. 

Por fortuna, aunque estamos cansados, increíblemente hemos llegado a una hora razonable al hotel. Son casi las 19:00 y hemos llegado a un hotel F1 como en la etapa anterior, en la cercana localidad francesa de Etampes, a unos 7 kms de Versalles. Encima el GPS nos ha llevado hasta la misma puerta, si bien la entrada de nuestro alojamiento esta algo rebuscada. Aparcamos la moto ante la mirada de otros huéspedes y M Carmen se dispone a descargar la moto con mi ayuda. Cuando le ayudo con lo más difícil procedo a hacer el check-in y con pasmosa facilidad consigo la habitación. Terminamos dejando las cosas en la habitación y decidimos tomarnos un pequeño break, felicitándonos por una etapa sin incidencias. Sin embargo, no hay mucho tiempo que perder, hay que ver Versalles y su increíble Palacio, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Así que disponemos la cámara y ponemos rumbo al Palacio del Rey Sol. Entramos en la ciudad y creo que prácticamente damos de bruces con nuestro objetivo. Ya hemos llegado, aunque nos ha costado serpentear el tráfico y comernos unas chantas calles empedradas, como las odio. Con el sol rozando el horizonte arribamos al parking del complejo turístico. Me parece que por unos minutos hemos llegado tarde. 

"Aparca la moto y vamos a entrar, al menos que nos dejen echar fotos del exterior" - dice mi novia con ilusión, mientras intento orientarme en un mapa ante la magnificencia del lugar y de paso confirmar mis sospechas de cierre. Sin embargo, no encuentro nada, si hay todavía gente por el lugar quizá haya suerte.  


La pobre creo que se llevo un pequeño disgusto. Así que decidimos vengarnos volviendo al lugar a las 09:00, hora de su apertura. Mientras el sol se pone, decidimos disfrutar un poco de lo que Versalles nos ofrece y nos hacemos algunas fotos con el monumento al Rey Luis XIV que preside la entrada de los visitantes y oculta al astro rey que le dio sobrenombre. El regente galo mandó construir este Palacio y instauró en Versalles la capital de Francia de 1682-1715. También es cierto que aquí se firmó el Tratado de Versalles de 1919 que ponía las condiciones a los derrotados de la I Guerra Mundial.

 Sin duda, estamos ante un magnífico lugar, pero basta de lecciones de historia y sigamos con este impresionante lago a la entrada de Versalles que nos maravilla y cautiva, sin duda un bonito colofón para un etapa rica en contrastes: La Francia mas rural y oculta, pasando por la moderna e hipercomunicada por sus autopistas, con interminables hordas de monstruos de acero. Para acabar, a continuación, con el fulgor de la edad de oro de su monarquía y que tuvo en este Rey su máxima expresión. Tenemos unas ganas terribles de ver mañana el Palacio, eso si, y por desgracia, hasta donde el tiempo nos permita.





Mañana: Paris, la capital de Francia y ciudad más poblada de nuestro viaje. También nos espera M Carmen, una antigua amiga de Cabra que se ha ido a buscar fortuna a esta parte del mundo. Aunque debo decir no será allí donde termine nuestra etapa realmente, Paris será un alto en el largo camino hacia Brujas, en Bélgica. Otro país y otra frontera que cruzar, en lo que se convertirá en una excelente oportunidad de descubrir otras culturas y gentes, en este viaje por Europa a bordo de nuestro Falco Stradale.