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miércoles, 23 de diciembre de 2015

CAPÍTULO 24: DEL CENTRO DE EUROPA AL CIELO

ETAPA 24: RIGA-VARENA

Distancia total ruta: 385 kms
Tiempo total: 6 horas 15 minutos
Ciudades visitadas: 4
Paradas: 3
Consumo medio:  4,75 l/100


Tras 14 días de singladura por los países escandinavos, hoy 14 Julio de 2013 hemos vuelto a ver amanecer en tierras letonas, el destino de nuestra vigésimo cuarta etapa de Euro-Diversion 2013 nos espera: Varena en Lituania. Pero antes de partir, a M Carmen y a mi se nos ha metido en la cabeza ver algo de Riga, ya que lo poco que pudimos ver ayer nos da pistas de que puede ser una ciudad interesante. Además tenemos ganas de sacarnos la espina del día de ayer, en el que nos perdimos de nuevo, como creo que podría ser la tónica en muchas de las etapas que nos restan. Sin duda, si no llega a ser por la ayuda de nuestra amigo Normon, de los Bucéfalos de Riga, todavía seguiríamos dando vueltas por la capital de Letonia. Por eso, porque no queremos perder el pulso con la ciudad, nos vamos a lanzar a su descubrimiento.

Manos a la obra, recogemos nuestras cosas, las guardamos como siempre en las alforjas y sin más tardanza hago el check-out con la recepcionista, mientras M Carmen va colocando algunas cosas. La mujer que me atiende, aunque no tienen ni idea de ingles es cierto que es muy amable e intenta hacer todo lo posible por comprenderme y hacerse entender. Tras la salida, y con el albor de un nuevo día todo parece diferente, las malas sensaciones del día de ayer hay desaparecido por completo. Es lo bueno que tiene una aventura como esta, el pasado es pasado y el futuro lo vamos construyendo juntos a cada km que pasa en esta gesta de dar la Vuelta a Europa en Moto.

Empieza una nueva etapa de Euro-Diversion 2013
Nos ponemos en marcha, como siempre desde que abandonamos Finlandia, el sol impera en el cielo, y los trajes de agua cada vez parecen, para nuestro alivio, menos necesarios. M Carmen en el día anterior se enteró de cierto sitios interesantes que ver en Riga y cargo la ruta de los mismos en el GPS del móvil, así que con más calma y quizá mejor aptitud emprendemos la búsqueda. Sorpresivamente, aunque estamos algo alejados de la urbe, llegamos con relativa facilidad al centro.

Qué fácil ha sido llegar hasta aquí con lo imposible que parecía ayer - exclama mi novia con asombro. Incluso yo parezco movido por alguna extraña fuerza orientadora, ya que llegamos al Centro sin problemas. Bueno, a lo mejor el hecho de seguir a otro vehículo que nos precedía ha influido algo.

La Giralda Letona
Esta vez podemos admirar desde los numerosos puentes que pueblan la ciudad, con algo más de calma, cosas que ayer vimos con demasiada prisa, como por ejemplo la famosa Torre de TV de Riga, o este edificio que parece un extraño clon de la Giralda de Sevilla y que resulta que es la Facultad de Ciencias de la capital letona.

Llegamos a lo que parece ser el centro de Riga llamada también Ciudad Vieja y paramos nuestra moto en una plaza llamada de las Cabezas Negras, con numerosos cafeterías enfrente. No se porque, pero algo me dice que no nos vamos a arrepentir de pasar unas horas en esta ciudad. Efectivamente, Riga es ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1997 y justo partiendo de esa plaza nos vamos dando cuenta de que su fama es bien merecida

Catedral de Riga
- Catedral de Riga. El edificio más fotografiado de Riga y que compite con el anterior en popularidad, construido en 1211, el interior es de un marcado estilo románico y gótico. En su interior hay un museo que da una idea muy aproximada de como era la capital letona en el periodo entreguerras. También tiene un célebre órgano creado entre 1883 y 1884 tallado en madera.
- Iglesia de San Pedro. Dedicada al patrón de la ciudad, tiene un inconfundible estilo a base de ladrillos rojos que es la seña de identidad de los países que bordean el Báltico. El edificio fue construido en 1408 sobre una antigua iglesia de madera, posee una aguja de madera, la más alta de Europa, que fue destruída por los nazis en 1941. Actualmente cuenta con una réplica de acero de 122 metros realizada en 1973.

Vista exterior del Museo
- Museo de la Ocupación de Letonia 1940-1991De visita obligada para todos los turistas, que nosotros dada la premura de nuestro viaje no pudimos hacer. Lo cierto es que el edificio no enamora por su belleza, es bastante feo exteriormente, con claras reminiscencias de la era comunista. Su colección ofrece un retrato de la turbulenta historia reciente de Letonia, desde la ocupación nazi y soviética. A la salida, aunque no entramos, y como homenaje se erige un monumento a los fusileros letones.
Por toda Riga, pero especialmente aquí en el centro se puede observar un estilo de arquitectura muy de moda en la Alemania de principios de siglo llamado Art Noveau. Esto es así porque Riga no sufrió durante la II Guerra Mundial la misma devastación que pudo sufrir cualquiera de las ciudades alemanas. El estilo es inconfundible, espirales de estuco adornando las casas, fachadas engalanadas con caras humanas con extrañas torres coronando los edificios.

Sin duda, una imagen vale más que mil palabras, por lo que creo que esta es una ocasión perfecta para poner una pequeña serie de fotos donde podréis apreciar la belleza de esta ciudad. Belleza que ha difuminado, por completo, nuestra frustración y malos ratos del día anterior.


Después de las abundantes fotos que realiza M Carmen, regresamos a la moto con una intención clara de marcharnos hacia Lituania. En ese momento, vemos a un turista muy interesado ante nuestra moto, incluso le hace una fotografía. Nosotros con naturalidad nos acercamos a hablar con él.
Nuestro amigo Rud
Hola, me llamo Rud y soy de Bélgica, me ha llamado la atención vuestra moto y he visto que sois de España. - Nos dice para romper el hielo.
Si, somos de España. - le respondo
Yo estuve allí de vacaciones hará cosa de 5 años, me encantó vuestro país, estuve en Sevilla.
- Gracias - decimos los dos al unísono
Nosotros venimos de allí, estamos dando la Vuelta a Europa en Moto, hemos ido del punto más al Sur de Europa al punto más al Norte, ahora estamos regresando a casa - le explica a nuestro amigo belga de forma resumida
- ¡Guau! menudo viaje, impresionante. ¿Me puedo hacer una foto con vosotros? - petición a la que respondemos afirmativamente.
Y tu, que haces por aquí? - aprovecho para preguntarle tras la foto.
Soy ingeniero informático y me dedico en los veranos a viajar por ahí y contarlo en un blog personal de viajes que tengo. Ahora mismo estoy haciendo un tour por los países bálticos para luego continuar en Alemania y volver a casa. Oye, si quieres te paso la dirección y me contactas.
- De acuerdo

Rud me pasa una tarjeta con sus datos, nos damos la mano y con una sonrisa nos despedimos de este aventurero, como nosotros, de los viajes. Por recomendación suya vamos a ir un edificio muy famoso de Riga que es la Casa del Gato. Sinceramente, no tenemos ni idea de lo que nos encontraremos y M Carmen no ha cogido información al respecto, pero en fin, vamos allá. Según Rud estaba cerca, pero deberíamos alzar la vista para verlo, en fin, espero que no nos perdamos buscándola. M Carmen en ese sentido está algo preocupada, pero pasando entre el gentío que circula por las calles peatonales cercanas a la plaza se le olvida un poco ese problema y disfruta del colorido de las calles de la capital letona.
Hacia la Casa del Gato Negro
De pronto, al fondo, coronando un edificio de la plaza vemos un edificio amarillo (clara tendencia art noveau) con dos pináculos de pizarra negra y algo coronándolos, efectivamente, son los famosos Gatos de Riga. Un edificio que es otro de los símbolos de Riga y testimonio de la voluntad de venganza del hombre. Según me dijo Rud, hace muchos años si vivías en Riga y estabas con un negocio tenías que ser miembro, si o si, del Gran Gremio. Pero para entrar en ese selecto club debías de ser invitado a sus recintos de reunión por algún miembro. Un hombre de negocios local que no consiguió entrar tuvo una curiosa forma de vengarse de los que le rechazaron. Compró un edificio enfrente del Gremio de Riga y ordenó que se hicieran dos estatuas de dos gatos negros, los cuales debían de estar dándole la espalda al Gremio. Hoy, esto puede parecer una tontería, pero para la sociedad de la época fue toda una ofensa, que ocasionó una gran polémica en la ciudad y que no cesó hasta que los miembros del Gran Gremio claudicaron y dejaron a este hombre entrar en su selecto club. Por supuesto, tras ingresar, mandó que los gatos se "dieran la vuelta". Mientras mi novia hace las fotos le cuento un poco esta historia. Curiosa historia esta, en la que se ha perdido, por ejemplo, el nombre de este señor, pero que ha perdurado en el tiempo hasta convertirse en uno de los símbolos más representativos de Riga y de Letonia.

Gato negro de Riga

Tras las fotos, intentamos salir de aquel bullicio con la clara intención de salir de Riga, por desgracia, para no volver, pero en ese instante, sin querer y entrando por donde no debíamos nos encontramos con el símbolo por excelencia de todos los letones.
Monumento a la Libertad
- El Monumento a la Libertad. Quizá el símbolo del país. Es un poderoso y voluminoso monumento que ocupa un lugar sagrado en el corazón de los letones. Fue levantado por los letones en 1935 y ha sobrevivido incluso al dominio soviético. Una broma, bastante pesada la verdad, decía que el monumento en verdad era una agencia de viajes, ya que depositar flores frente al monumento garantizaba billete de ida a Siberia. En la actualidad es el monumento de su tipo más alto de Europa y orgullo de los habitantes de Letonia.
Mientras hago algunas fotos de tan bello monumento, sin percatarme, se acerca a mi novia un grupo de tres policías y uno de ellos le dice que si habla ingles. Ante su negativa, "me los envía" para que sea yo el que me las vea con las fuerzas del orden.
¿Habla ingles, señor? - pregunta el hombre
- Si - le respondo
Aquí no se puede estar, es una calle peatonal. Además ha entrado usted por dirección prohibida.
- Bueno disculpe, nos hemos perdido y hemos venido a parar aquí - Bueno, esa era la explicación que quería darle, sin embargo, a la altura de la palabra "perdido" me corta de manera tajante y de muy malos modos me dice:
- ¡Que te largues de aquí, ya! - me grita tan fuerte que incluso asusta a sus compañeros.
Tranvia de la capital letona
Unos segundos de incómodo silencio se cierne entre nosotros. Mi cara sonriente, al principio, se va tornando bastante seria. Desde luego, tendrá razón en todo lo que ha dicho, pero la ha perdido a la vez que las formas al hablarme así, no es de recibo, sobretodo con personas que no conocen el país ni la ciudad. Encima para colmo de males, me lo ha dicho un policía que no medirá más de 1,65 m como mucho que no tiene ni media ostia, al igual que sus otros dos compañeros. Por supuesto, no pienso hacerlo, pero dan ganas de arrearle un buen mamporro, si no quería escuchar mi explicación que no me la hubiera pedido, ¿no?. M Carmen inmediatamente media y me agarra, juntos nos dirigimos a la moto, yo me despido de los agentes con una última frase: "A los turistas no podéis tratarlos así", frase que, por supuesto, no cala en este grupo de agentes.

Nos vamos de Riga con una sensación agradable, aunque algo amargada por este desagradable encuentro, que por fortuna no ha ido a mayores. Desde luego pienso que hay que quedarse con lo bueno, con Normon, los Bucéfalos de Riga y con esta belleza ciudad Patrimonio de la Humanidad. En el camino de salida, nos encontramos con otra importante atracción turística de la ciudad:

Polvorín de Riga
- El Polvorín de Riga. Es el único superviviente de un conjunto de 18 que había antes en Riga para defender la ciudad. Sus cimientos son del siglo XIV y la torre de 1650 convirtiéndolo en uno de los edificios más antiguos de la ciudad. A finales del XIX fue adquirida por un grupo de estudiantes alemanes, si que dan de sí las becas Eramus, y en 1919 se convirtió en museo militar dedicado a la Independencia y a la I Guerra Mundial. Desde 1957 alberga el museo de la Revolución donde se exponen numerosos trabajos pictóricos que tienen a las dos grandes guerras como tema principal.
Hemos aprovechado muy bien las escasas horas que hemos estado en Riga, nos hemos empapado de un poco de su historia y de sus costumbres y hemos conocido en un lapso de 24 horas la solidaridad y mala leche de los letones. Pero bueno, supongo que son las cosas de este país, desde 2004 unido políticamente a la UE, pero que todavía vive a la sombra y bajo el influjo de una antigua URSS.

En el camino de salida de la ciudad nos encontramos con una bonita y pequeña Iglesia que llama la atención de M Carmen
Rafa, para, esta es la Iglesia de la Natividad de Riga, para que quiero entrar - me dice M Carmen con tanto entusiasmo que parece que es ella la que aprieta el freno.

Resulta que esta Iglesia, que tenía ella en su guía, se llama exactamente La Catedral de la Natividad de Cristo construida en 1883 bajo el auspicio del zar Alejandro II, cuando Letonia aún pertenecía al Imperio Ruso hoy se ha erigido en la mayor iglesia ortodoxa de los países Bálticos. Además tiene una peculiaridad más que creo que ha despertado la curiosidad de mi navegante: Resulta que no esta permitido la entrada de hombres en esta Iglesia. Rápido ella acude para filmar el interior aunque, por desgracia, su nerviosismo se contagió a la cámara, ocasionando con ello, que el video salga algo movidito.
Iglesia de la Natividad




Tras unos minutos de espera, M Carmen sale impresionada de lo que ha visto en el interior, y que por desgracia, y no dejar la moto aparcada me he perdido. Sinceramente, me parece bastante extraño que no puedan entrar hombres en la Iglesia, pero visto como se las gastan aquí, es posible que al Monumento de Libertad tampoco se puedan acercar los varones, ¿no?

A cada minuto que pasa Riga nos encandila más, debemos salir de aquí si no queremos quedarnos perennes bajo su influjo, Euro-Diversion 2013 debe continuar, próximo destino: Varena en Lituania.

Cogemos la A-67 de nuevo rumbo al sur del país, por la autovía del Báltico se vuelven a suceder los interminables bosques y esos puestos tan raros de venta de bayas o lo que quiera que sea. No pienso perder tiempo en averiguarlo ya que me encuentro demasiado ocupado intentando esquivar los agresivos adelantamientos de los letones, desde luego, esta gente no tiene reparo ninguno por los que son más débiles en la carretera.

A la entrada de Bauskas
Tras unos 70 kms de una carretera más o menos recta, bajo un sol de justicia, se va acercando la hora de comer y hacemos una parada en un pequeño pueblo cerca de la frontera de Lituania, llamado Bauskas. Es curioso, pero esta parada no programada nos ha deparado la bella estampa de una bella catedral ortodoxa que nos saluda a nuestra entrada. Mientras paro para que M Carmen haga unas fotos, se acerca un muchacho con una borrachera de aquí te espero hablando en ruso. Muy educadamente, nos saluda y nos dice, como puede y con gestos, que si queremos hacer fotos bonitas hay un Castillo medieval en las afueras digno de ver.


Castillo de Bauskas
Ponemos rumbo allí con las indicaciones que nos ha proporcionado nuestro amigo beodo, menos mal que las indicaciones son claras incluso para mi, así que sin perdida llegamos al famoso castillo de Bauskas. El impresionante castillo construido en el siglo XV, cuyos restos fueron restaurados recientemente, se encuentra en una estrecha península formada por la confluencia de los ríos Mëmele y Lielupe. La verdad es que para la antigüedad que tiene esta en bastante buen estado. Sobrepasando el castillo y remontando una colina, ante la mirada con los locales, llegamos a una explanada de verdes prados con algunos bancos. Con la única vigilancia de la fortaleza de Bauskas, M Carmen y yo almorzamos y de paso comentamos el incidente con la autoridad letona, que casi nos ha costado un disgusto. Esta claro que la policía de este país no se anda con chiquitas y más con los turistas.







Tras el almuerzo, volvemos sobre nuestros pasos llegando de nuevo a la colina y al castillo. Desde aquí, tenemos una bonita vista de la ciudad.
Molinos de Letonia
Nos ponemos de nuevo en camino, con la A-67 como guía de nuestra senda durante 20 kms hasta que llegamos a la frontera de Letonia con Lituania. Nuevamente, los ecos de la Guerra Fría y de la antigua URSS se vuelven a repetir, en unas destartaladas instalaciones de una yerma explanada se sitúa la línea política de una frontera que ya no existe, entre estos dos países miembros de UE. Aunque no sea necesaria la presentación de pasaportes nosotros hacemos una breve parada para fotografiar este pedazo de la historia reciente de estos dos países.



Frontera de Letonia con Lituania
Última vista de Letonia


Proseguimos por la A-67 hasta la localidad Panevezys donde cambiamos de carretera por la A-10, una carretera mal asfaltada y con los mismos adelantamientos imposibles que venimos sufriendo desde que posamos nuestros pies en Tallín. M Carmen se percata de mi cambio inesperado de rumbo.
Rafa, ¿a donde vamos? no es por aquí. ¿Te has perdido?
- No, resulta que cerca de aquí hay un pueblo que se llama Purnuskes que resulta que es el Centro Geográfico de Europa, vamos a visitarlo.
- ¿Estas seguro de esto?¿Te vas a salir de la ruta prevista así? De acuerdo, pero, avisa que aquí la pelotita se ha vuelto loca buscando nuestro destino. Si pierdo el camino quizá no podamos llegar a Varena

Paramos un momento a un lado de la carretera, y le muestro a mi navegante donde se encuentra Purnuskes. Con esa referencia ponemos rumbo por esta carretera secundaria hasta llegar a la ciudad de Utena. Donde hago una parada para repostar, tomarnos un café y de paso comprobar la presión de las ruedas. Las dos primeras cosas son fáciles de conseguir, sin embargo el dependiente me niega de forma tajante el manometro que necesito para inflar las ruedas con un rotundo "No". Y eso que lo estoy viendo detrás suya al otro lado del mostrador. Pero este orondo hombre no atiende a razones, tan rotunda es su negativa que ni siquiera M Carmen discute y nos juntos vamos afuera para tomarnos tranquilamente nuestro café. Un café que, espero, no este envenenado con la mala leche de los bálticos. Sinceramente, me estoy empezando a arrepentir de haber visitado estos tres países (Estonia, Letonia, Lituania), una pena porque los tres parecen interesantes, pero sus gentes son tan poca hospitalarias que no me da la impresión de que seamos bien recibidos.



Tras repostar, desde Utena, nos desviamos dirección sur con rumbo a Vilna, capital de Lituania. Si todo va bien y si seguimos por aquí 14 kms antes de llegar a Vilna llegaremos a esta desconocida población lituana. Me fijo en lo que pone mi cuentakilometros parcial y se inicia la cuenta atrás.
Centro de Europa
Sin embargo, no veo ninguna señalización que nos muestre la ubicación del lugar, y en mitad de la Lituania profunda empiezo a ponerme algo nervioso, al igual que mi navegante. Hasta dos veces pasamos por un puesto de control de la policía, sin parar a preguntarles, lógicamente. Con los antecedentes de Riga ¿Quién se hubiera atrevido a preguntar una dirección? Nada, volvemos a rehacer el camino en dirección norte intentando fijarse en las señales de la carretera, que brillan por su ausencia en este país. De repente, veo una pequeña señal que pone: "Europos Centras" y que apenas deja unos metros para reaccionar, no entiendo mucho el lituano, pero de haber un centro de Europa sin duda estará allí. En Lituania, tampoco conocen los carriles de deceleración, así que para tomar esa dirección debo apearme de la carretera pasando de la carretera a la tierra de golpe. Eso y la velocidad que llevaba hacen que la moto cimbree como una hoja estando a punto de caernos de la moto, afortunadamente, consigo frenar derrapando levemente, pero hemos estado a punto de lamentar un accidente grave en moto.

Dejame un momento, que respire, ufffffff, Rafa..... No te has dado cuenta hemos estado a punto de caernos, joder, ten cuidado - espeta M Carmen desencajada y preocupada
Lo siento cielo
 - Anda, vamos a llegar al Centro de Europa ese que me tienes harta, joder.
Lo cierto es que a ella no le falta razón, creo que me he confiado y hemos estado a punto de pagarlo caro. En fin, nos tomamos un respiro y en un momento que los coches dejan de pasar franqueamos el cruce de Europos Centras. Seguimos la senda, pero a parte de un camino destartalado y lleno de vegetación no hay nada que nos haga pensar que hemos llegado al Centro Geográfico de Europa, más bien parece que estamos en el centro de una enorme selva. Metro a metro el sendero se abre y podemos divisar una urbanización de chalets, parece increíble que una urbanización este situada en mitad de la espesura más inhóspita, ¿será este el Centro de Europa?

Encontramos una pareja de jóvenes a la que les preguntamos y nos dicen que únicamente tenemos que seguir el camino para llegar a nuestro destino, nada más lejos de la realidad, o les habré entendido o nos han tomado el pelo, porque lo que nos surge al seguir el camino es la misma carretera por la que entramos, hemos dado vueltas en círculos inútilmente. Con gran cabreo que se suma al de mi novia, retomo el camino para ver si de una por todas podemos llegar al lugar, pero esta vez, no encontramos a la parejita (A la que me hubiera gustado pedirle explicaciones) nos topamos con un hombre que nos saluda gentilmente, no se porque pero me parece demasiado contento para las horas tan tempraneras que son. Para mi que nuevamente en nuestra aventura nos hemos encontrado con un borracho, qué tendremos que siempre se acercan con nosotros los mismos. A pesar de su estado, consigo vislumbrar que debemos seguir el camino pero desviarnos en un pequeño sendero que hay a nuestra derecha y seguirlo todo recto, a nuestra izquierda estará el monumento. Con algo de incredulidad, le hacemos caso y seguimos sus indicaciones que, por fortuna y ante nuestro asombro, nos conducen hasta nuestro destino. De pronto, en una recóndita plaza de un parque bastante pequeño se encuentra nuestro hito, ¡¡¡Estamos en el Centro Geográfico de Europa!!!


















Y es posible también que, según coordenadas GPS estemos en el punto más al Este de nuestra aventura. Tras hacernos unas fotografías con un grupo de turistas alemanes que coincidieron con nosotros en el lugar abandonamos Purnuskes, con destino a Vilna. Ha merecido la pena llegar hasta aquí a pesar de los sinsabores hasta encontrar el sitio y del susto que casi nos cuesta una caída. Con este, hemos completado un nuevo hito en la historia de este viaje, hemos conquistado el punto más al Sur y Norte de Europa y ahora el Centro Geográfico del continente (Al menos según el criterio del Servicio Geográfico Francés). Mientras estoy con esta reflexión me fijo un momento en mi odometro: 88056.
- ¡¡¡M Carmen, hemos llegado a 10000 kms de aventura!!! - grito con gran entusiasmo.

Como si del cobro de un premio de la lotería se tratara M Carmen da un grito de alegría y de entusiasmo en mitad de esa pequeñita y recóndita plaza. Por un momento, parece que le ha hecho más ilusión llegar a los 10000 que llegar al Centro de Europa. Sea como fuere, es para estar más que contento: Seguimos escribiendo la historia de este viaje a cada frontera que cruzamos, a cada país que visitamos, a cada km que recorremos y ya llevamos 10000. Aquí estamos mi Falco Stradale, ella y yo, en un recóndito parque de Lituania, que no muchos encontrarían, desafiando a las dificultades y con la clara intención de completar la vuelta a Europa llegando a España. Sin embargo, estoy seguro de que no será este el único desafío que nos quede por superar en el viaje, espero, eso si, que conseguirlo sea menos accidentado que la consecución de este. En fin, seguimos adelante con nuestra aventura por la A-14, en dirección a la capital de Lituania, a pocos kms de salir de Purnuskes es menester hacer una parada en una gasolinera cercana, para repostar y de paso coger fuerzas para los últimos 100 kms de nuestra etapa.

En la gasolinera
Esta vez la gasolinera es de pago con tarjeta, - "maldita sea" - pienso. De efectivo en Litas tenemos casi lo justo para el pago del hotel, pero no queda en los alrededores más gasolineras. Descuelgo el boquerel, pongo un importe repostar y luego la maquina me debería dar la vuelta al terminar. Bueno esa es la teoría porque la verdad es que pongo como importe 20€ y lleno por valor de unos 12€ aproximadamente y no me da nada de vuelta. Con las mismas, me voy junto con M Carmen y entro en la gasolinera a pedir el cambio a las dependientas. Sin embargo, ella no hablan ingles -"¡qué novedad!"- y con un claro gesto de negación en ruso me dice que no me va a dar la vuelta. Yo le enseño el ticket donde queda expuesto lo que he puesto en el surtidor y lo que efectivamente he repostado. Según el ticket me tendría que devolver 7,8€, pero no hay manera de que me de mi vuelta. Ofuscado, me dirijo a la mesa donde se ha sentado M Carmen a esperarme, ella se encuentra obnubilada mirando a una señora que esta almorzando con ¡leche!

Vaya forma de almorzar
M Carmen, me rindo no hay manera de hablar con la mujer, esta gente habla en sólo ruso y todo lo que no sea eso significa que pasan de ti- me lamento ante ella derrotado por las circunstancias
Trae para acá Rafa, lo voy a intentar, no nos vamos a ir de aquí sin que nos de nuestro dinero- me dice con seguridad mientras se encamina al mostrador. Yo observo la escena desde la mesa, expectante, evidentemente no creo que tenga éxito, M Carmen no sabe ingles y mucho menos ruso, pero ahí la veo gesticulando enérgicamente, luchando para hacerse entender ante una mujer que prefiere atender a los demás antes que a ella. Tras unos minutos me acerco para ver que esta pasando.
Oiga, a ver si me devuelve el dinero, he repostado 12,2€ , me tiene que devolver 7,8€, ¿lo ve?, aquí - le dice ella mientras la dependiente se niega a darle efectivo ninguno - Bueno pues entonces quiero dos cafés y dos chocolatinas
¡No, no cafe, no! - responde la dependienta tajante.
Bueno pues entonces quiero que me ponga un menú - contraataca M Carmen con insistencia señalando al cartel de los platos combinados del restaurante.
- ¡No, he dicho que no! - dice la dependienta, con muy malos modos
Rafa, estoy harta, no se si robar algo por valor de 7,8€ o subir al mostrador a partirle la cara a esta tía - exclama M Carmen con la paciencia rozando su límite máximo.
- ¡Señora! que he dicho que me devuelva mi dinero ya! - grita M Carmen con tanta fuerza que la actividad de la gasolinera se detiene por completo durante unos instantes, mientras todos la miran, incluído yo.
En ese momento, la dependienta algo patidifusa abre la caja registradora y le da a M Carmen 7€ - a continuación le hace claros gestos de que se vaya de allí inmediatamente.
¡Eh! aquí no esta todo el dinero, la mato, ¿acaso me ha tomado por tonta?
- Déjalo M Carmen no merece la pena discutir por 7€ lo tenemos casi todo, vámonos - le pido a mi novia para zanjar este desagradable episodio.
Sin mirar atrás nos alejamos de allí lo más rápido posible, sin embargo M Carmen no ha dejado atrás su enfado con la dependienta lituana.
Será estúpida la tía, que no me quería devolver el dinero ¿Qué se cree?¿Que somos tontos?, vaya manera más vergonzosa de tratar a los extranjeros, joder - dice ella ensimismada en su cabreo.
- Bueno, ellos tienen una excusa - le digo
¿Excusa?¿Cuál?
- Pues que Lituania y los países por los que hemos pasado recientemente son países que se han abierto al mundo hace muy poco y la gente no está acostumbrada al trato con el turista. - le explico a ella a través del intercomunicador
Pues ya podían aprender algo de ingles para variar, por ejemplo - se queja M Carmen
- Bueno, en España llevamos más de 40 años recibiendo turistas y ¿Cuantos de atención al público hablan en ingles? Nosotros si que tenemos delito, somos un país turístico, un país de servicios y no sabemos ingles (en su mayoría) Encima, para hacernos entender gritamos a la gente y eso no siempre gusta. Y por si fuera poco intentamos (en algunos casos) timar a los extranjeros. ¿Te acuerdas de las inglesas en la Catedral de Granada que le dieron una carta con nuestro mismos platos, pero el doble de caros?
- Es verdad Rafa, tenemos delito
- Bueno está, por lo menos hemos recuperado nuestro dinero y eso gracias a ti
- Gracias, al final he tenido que sacarte yo las castañas del fuego, ¿eh? - me dice ella mientras rie.

Comentando el incidente pasamos de largo por Vilna, capital de Lituania, una pena, la verdad, porque nos hubiera gustado verla. Me comentó un amigo que su centro histórico es de arquitectura medieval y es el mejor conservado de Europa, es decir, que volveríamos a vivir una "experiencia Brujas". Sin embargo, la angustia que vivimos para guiarnos en Riga nos hace desistir de entrar en la capital, no vaya a ser que nos perdamos de nuevo y luego tengamos que rodar por la noche durante una hora para volvernos a perder de nuevo en la búsqueda de nuestro destino. No siempre va a ver un Normon que nos salve, ¿Verdad? Juntos, acordamos que la prioridad a partir de ahora será llegar al destino de cada una de nuestras etapas y después si queda tiempo planearemos algún tipo de excursión a algún lugar interesante. Todavía hoy, casi diez días después de que el GPS se nos estropeara en Hegra, me estoy acordando de la madre que parió al tío que invento este aparatejo. No sólo nos ha quitado dinero, sino tiempo y ganas de explorar por estas lejanas latitudes, pero a pesar de ello, no vamos a dejar que este incidente nos estropee la aventura. En Vilna, y gracias a mi navegante, no hemos sido absorbidos por la vorágine de la capital lituana y conseguimos salir de allí con relativa facilidad. Correctamente, cambiamos la A-14 por la A-4, carretera que en teoría nos llevará a nuestro destino, cerca de Varena.
Llegamos a Varena

Tras unos kms de relativa calma por la senda de la A-14, nos adentramos en unos frondosos bosques verdes que nos sumergen en una eterna sombra. Por un momento, es como si volviéramos a los bosques suecos, carretera y vegetación son nuestros únicos acompañantes en este tramo de la aventura, en definitiva la excusa perfecta para relajarse y abstraerse un poco de lo sucedido en la gasolinera y volver a disfrutar del viaje. Sin embargo, no hay que distraerse en exceso ya que no vamos exactamente a Varena sino a un lago cercano (a unos 5 kms) llamado Glukas, sin GPS y con el único apoyo de la "bolita" habrá que estar atento a las señales.
Duende de Glukas
Pronto la calma se acaba, de pronto y sin previo aviso, pasamos por un escueto cartel blanco que pone "Glukas 4 Kms", y aunque no voy rápido, apenas me da tiempo a reaccionar para girar. M Carmen me avisa de que allí se encuentra nuestro destino, pero ya no da tiempo, no queda más remedio que hacer un cambio de sentido donde se pueda y volver sobre nuestros pasos. Habría que comentarle a los bálticos que los carteles avisándote de un desvío serían una buena idea. Damos la vuelta y volvemos a donde se encontraba la señal, M Carmen me confirma que debemos seguir ese camino, pero antes de entrar me tomo unos segundos de reflexión. Según el cartel nuestro destino dista a 4 kms, distancia que deberemos cubrir por un sendero de tierra lleno de piedras. En ese instante, no puedo evitar en pensar en lo mal que lo pasamos en Skaulo para encontrar ese camping de lujo que nos costó una caída en mitad del bosque, y casi la aventura.
Rafa es por ahí, vamos - me anima M Carmen
No se M Carmen mira lo que nos pasó en Skaulo, nos caímos y casi no salimos de allí enteros
- Bueno, esto es una aventura, ¿no? ve despacito y no te preocupes
Con esa desagradable experiencia en mente inicio la marcha con cautela, nuestra moto no es una trail y sin duda, no esta diseñada para estos trotes. A cada metro de nuestro avance me voy dando cuenta de que el camino parece más sencillo que aquel de Suecia, pero no quiero confiarme, vaya que se vaya complicando más adelante.

Llegamos a nuestro destino
Al final mis miedos fueron infundados, ya que el camino era pedregoso pero asequible para el Falco Stradale y de verdad fueron 4 kms de travesía. De todas formas han merecido la pena todos los pesares de esta etapa para llegar a esta aquí. Resulta que nuestra estancia será en un hotel afincado en la orilla del Lago Glukas, aparcamos la moto en la entrada, descargamos y junto con M Carmen me dirijo a recepción que está a buen trecho andando. Al llegar, nos encontramos con un hotel totalmente desértico, no hay clientes ni personal del hotel, a los pocos segundos nos recibe una chica joven y rubia, que me resulta algo familiar. Resulta que esta chica en muchos aspectos tanto físicos como de personalidad me recuerda mucho a Rocio, hermana de mi novia. Al igual que ella es una chica amable atenta, hospitalaria y servicial que nos atiende de una forma que sólo en tu casa te pueden atender.
M Carmen, ¿Te has fijado? se parece a tu hermana Rocio, ¿no? - le comento a mi novia.
Si, un aire si que tiene - me reconoce
- Como se parezca la mitad a tu hermana vamos a pasar aquí una buena estancia.
- Eso seguro

Después de buscar los parecidos nos vamos a nuestra habitación, una habitación un pelín austera, pero limpia y cuca. Desde luego, por 26€ para nosotros tiene lo imprescindible, cama, baño y ¡secador! para alegría de mi novia, no obstante, lo mejor esta al otro lado de la ventana. Unas vistas impresionantes del Lago Glukas, tan impresionantes que nos esta dando la impresión de estar en una casa flotante. Nos duchamos, nos ponemos ropa más cómoda y bajamos para la recepción de nuevo, donde también está el restaurante. Sigue sin haber nadie, pero lejos de incomodarnos nos parece estupendo, tenemos el hotel entero para nosotros en un enclave digno del mejor de los sueños. Mientras estamos sentados contemplando el paisaje decidimos que es una buena idea cenar con estas vistas inmejorables. Entonces, se acerca nuestra amiga "Rocio", para ayudarnos a escoger un plato para cenar, ya que la carta de platos se encuentra en lituano.

Esperando la cena con cerveza lituana
Mientras la camarera nos trae la cena no podemos evitar quedarnos maravillados ante la belleza del Lago Glukas, que refleja como espejo de plata un cielo tan bonito como el que vimos allí en Noruega. No exagero que nuestra estancia en este lago lituano puede que sea de las mejores estancias que hemos tenido durante el viaje, al menos en cuanto relación calidad-precio. Por si fuera poco la calidad de la comida que nos sirve nuestra amiga lituana también acompaña y todo a un precio estupendo: 26€ los dos (dos platos, dos bebidas para cada uno y un postre). Después de pagar no podemos evitar quedarnos un poco más en el sitio observando la impasible tranquilidad y belleza que transmite este lugar. Sin lugar a dudas, si lo que buscas es alejarte del mundanal ruido en este lugar podrás abstraerte y olvidarte de tus problemas, nosotros ya hemos dejado en el recuerdo las malas experiencias pasadas de este país y de Letonia. Si algo hemos aprendido en esta aventura es a quedarnos con lo bueno, eso si duda alimentará tu moral y te animará a continuar.




Nuestra cena
Nos disponemos a retirarnos a nuestra habitación cuando "Rocio" hace acto de presencia y nos pregunta que tal hemos cenado, y la verdad es que sus recomendaciones han sido todo un acierto, todo nos ha encantado estaba buenísimo. Pero antes de retirarnos nos hace un nuevo favor, nos dice que podemos aparcar nuestra moto en el recinto, así que la aparco donde ella me dice, a cubierto, bajo una carpa, que parece ser la carpa de la celebración de una futura boda. Sin duda, no se me ocurre mejor lugar que este para celebrar un enlace. Con esta creo que se pueden contar con los dedos de la mano las veces que el Falco Stradale ha dormido a la intemperie. Nos despedimos de nuestra anfitriona que tal gentilmente nos ha atendido.
¿Mañana van a desayunar? - nos pregunta
Bueno si, pero no esta incluido, ¿no? - le contesto sabiendo que en nuestra reserva el desayuno no está incluído.
No, no esta incluido pero pueden venir a desayunar les prometo que les haré un buen precio - nos dice mientras se despide y se dirije a la cocina a decirle algo a su compañera
Nuestra terraza
Nosotros nos vamos, pero no a la habitación a descansar sino a una terraza que hay en un piso superior que conecta con el pasillo común de la planta. Allí hay unas sillas de madera donde nos acomodamos para tomarnos la última cerveza contemplando el lago Glukas y reflexionando de todo lo que nos ha acontecido durante esta etapa. Etapa en la que, por ejemplo, hemos conquistado el Centro Geográfico de Europa, aunque para ello casi hemos estado a punto de caernos.

Mañana saldremos de Lituania rumbo a Polonia y se habrá acabado este periplo de dos días por tierras bálticas. La verdad es que nos llevamos unas sensaciones muy contradictorias de estas etapas por tierras de la antigua Unión Soviética, si bien Estonia, Letonia y Lituania pertenecen a la UE desde 2004 todavía siguen bajo el influjo de la URSS. Esta claro que siete décadas de influencia no se olvidan así como así y eso se nota en detalles como la austeridad general, mala señalización de las carreteras, la nula educación de sus gentes, y su frialdad al hablar y comportarse. Síntomas de apertura hemos visto, como por ejemplo, un curioso McDonalds en la frontera de Estonia con Letonia, pero está claro que todavía queda mucho que hacer para que estos países abandonen esa aire desangelado de los años 80 que pueblan sus calles. Sobretodo destacaría de su forma de ser su frialdad, y esa forma tan extraña de mirar. Nunca nos habían mirado a M Carmen y a mi como nos han mirado en estos países. Una mirada que te examina, te calcula, te desnuda y lo peor es que no sabes con que intención, no sabes si quieren ayudarte, robarte, violarte o matarte. 

No es que no nos hayamos sentidos seguros durante la aventura, pero ciertamente esas miradas ponen algo nervioso al no saber que pensar. Como lado positivo de estas etapas destaco que hemos descubierto otras culturas y formas de ser de sus gentes dentro de nuestro continente totalmente diferentes a las que conocíamos y eso siempre es interesante. Como contrapunto a esa frialdad rusa hemos encontrado excepciones: como la solidaridad innata de los verdaderos moteros y como una recepcionista de un hotel se puede convertir en la mejor de las anfitrionas. Además por primera vez, el tiempo ha acompañado y eso ha ayudado a afrontar con más entusiasmo los problemas que han surgido como el hecho de perdernos en Riga por ejemplo. Pero, sin duda, si algo bueno tiene perderse es que puedes encontrarte y sin duda nosotros lo hemos hecho aquí en Lituania, tras pasar por el Centro de Europa, en el Lago Glukas, donde el cielo se une con la tierra nos hemos encontrado.